Ellos creen que no es así…
que los aullidos de las musas no desaparecen al alba
siempre gritan, lloran,
me envilecen,
cantan blasfemias, maldiciones,
rompen los collares de mis manos
y las perlas se vuelven agua
que después
pinta las manchas bajo mis ojos
No termino de escucharlas
y mis pupilas se hunden
hacia lo más turbio de mis vísceras,
su sonido va corriendo junto a mi sangre ardiente
y al final llega a la cabeza,
sin idea,
sin pensamiento,
sin palabra y sin aliento
Su eco me tortura, me transforma
hace que muerda y lastime el rojo de mis labios
mientras sus ondas me arrancan los aretes
perforando mis oídos,
logrando entrar al laberinto triste
donde reinicia el ciclo de penitencias en coro
Todo me repugna, pero a la vez…
ellos creen que no es así.