La perfecta aberración / César Enrique Hernández Orozco

Preparatoria 11 / 2012A

Es el ser perfecto, encarnado en la maldad, engendro de la grandeza, esclavo de la obscuridad. No es una creatura pensante, simplemente se deja llevar. Sólo el ser más poderoso lo ha logrado domesticar. Come de la ignorancia de los demás, se alimenta con lo que no le haga sentir algún mal, aunque a veces desee acabar con ese hipócrita brillo en su mirar. Cuatro extremidades divididas en cinco más. Dueño de un alma pero acreedor de dos, obedece a la más nueva porque a la vieja él olvidó.
      No puedo definir su comportamiento: hoy es cordial, mañana se cagará en Dios, pasado el orgullo no nos dejará hablar de cómo es él. Hacen falta kilos de moralidad para hacerlo callar y una pizca de estupidez para que no deje de hablar. Es difícil entender lo que nos quiere expresar, porque lo hace de mil formas que es imposible descifrar. Porque 1 + 1 ya no son 2.
     Vive en la avaricia, escupiendo fuego por la boca, llamas con las que puede quemar a toda la sociedad.
     Renace de las cenizas cuando se pone el sol, porque en la noche sus pensamientos lo tumban hasta no poder pensar; muere para resucitar cobijado por la materialidad.
     Esconde lo que nunca deja de buscar, porque nadie sabe si dice la verdad. Cree lo que dicen las letras doradas, le hace más caso a un verde papel que a su personalidad, aunque aún se está comprobando que sea dueño de su propia moralidad.
     Simplemente vive para morir, cuando muchos otros mueren para vivir.

 

 

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