«God, take care of me—here I come…»
al verle, el paisaje se vuelve franjas.
un temerario, demonio de hombre
con su camisa cubierta de estrellas
siempre rodeado por el enjambre de abejorros
de su motor. huesos quebrados,
huesos vueltos a sanar. y él saltaba.
¿cuántos obstáculos entre la rampa
y aquel distante punto?
¿cuántos camiones del desguazadero?
¿qué cosa era la duda atrincherada por dentro
hasta abrir las paredes de un cañón
con arena escurriéndose del borde
bajo los gritos de las aves grandes?
tardes en que por un rato la historia
se quedaba en suspenso
para oler a popcorn y gasolina.
como aquí, en yakima, estado de washington,
con esta abollada luna encima del estadio
y miles a la espera con el aliento en vilo:
quince o veinte camiones alineados
y la moto en el aire.
Versión de Gonzalo Vélez
elegie für knievel
«God, take care of me—here I come…»
die landschaft zog schlieren, sobald sie ihn sah.
ein draufgänger, ein teufelskerl
mit einem hemd voller sterne
und stets verfolgt von dem hornissenschwarm
des motorenlärms. die knochen brachen,
die knochen wuchsen zusammen, und er sprang.
wieviele hindernisse zwischen rampe
und jenem fernen punkt?
wieviele ausrangierte doppeldecker?
was war ihm der zweifel, der sich eingräbt
im innern, bis ein ganzer cañon klafft
mit rieselndem sand an den rändern,
den schreien großer vögel?
nachmittage, an denen sich die geschichte
für einen augenblick niederließ,
um nach popcorn und abgas zu duften.
wie hier, in yakima, washington,
mit diesem zerbeulten mond überm stadion
und tausenden, denen der atem stockt:
fünfzehn, zwanzig busse und das rad
steht in der luft.