El refrigerador / Lot Osbaldo Guillen Zúñiga

Preparatoria 13

Cuando desperté, el dinosaurio seguía allí… mirándome con deseo. Entonces me levanté de la cama y salí corriendo de mi habitación, me monté en mi escoba y volé, mientras el dinosaurio venía tras de mí acosándome con sus grandes y plateados ojos.
El dinosaurio me siguió por todo el jardín y decidí regresar a mi castillo-habitación. Entré por la puerta volando y corrí a esconderme, sólo se me ocurrió meterme en mi gran refrigerador.
Ya adentro del refri bajé la temperatura. De pronto sentí una gran turbulencia y me golpeé tan fuerte que me desmayé. Al despertar abrí la puerta y el dinosaurio seguía allí, pero ¡vaya sorpresa!, había muchos dinosaurios más, aunque estaban en otra parte, un lugar desconocido, y me di cuenta que mi refri era una máquina del tiempo o algo así, porque me había trasportado a la era de los dinosaurios. Cuando un dinosaurio mucho más agresivo que el que estaba en mi habitación me atacó, corrí, pero no pude más, me tiré al suelo y allí me devoró entero… Y desperté de nuevo, todo había sido un sueño, aunque el dinosaurio seguía allí… ¡Qué tonto!, sólo era un mural en mi techo, así que me levanté y fui hacia a la cocina por un poco de agua, me topé con el refri y lo observé por minutos, me dio curiosidad y entonces entré de nuevo en él, cerré la puerta, giré el regulador de temperatura y esperé, pero no pasó nada. Pensé que esto era estúpido y abrí la puerta, y nuevamente ahí estaba el dinosaurio esperándome… Me concentré, abrí los ojos de sopetón ¡y dejé de imaginar!

 

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