Dos / Rocí­o González

† In memoriam Rocío González (1962-2019)

 

Se fracturó el lenguaje
una mañana, sin previo aviso,
la frase se rompió
mañana sin frase aviso la rompió lenguaje

monosílabos para atar la realidad
a un yo
una erre seguida de una i o una jota
y no este silencio con su escándalo en los ojos

mientras tanto mamá miraba la leche derramarse
atontada por el calor y la asfixia de las preguntas prohibidas
 tarareando la canción monocorde preámbulo de la fuga
y adorable limpiando con mis manitas sus lágrimas 

Lo demás permanecía grotesco
y transparente. Incluso mastiqué una ración de amanecer.

¿por qué duele la felicidad ?
Todavía no me aprendo los nombres de tus aromas
ni ese buscar al otro lado de la tarde

¿qué perdiste ahí mamá ? gritas al remolino de la feria

a sus brazos sin amparo porque retumba furioso
el vendaval de la sangre que todavía no reconoces 

Venía de ordenar otras palabras
[no éstas con su magenta indeleble]
[no éstas de la cátedra y su urdimbre]
un juego de rompecabezas hermosamente cómico
que se parece más a un intercambio de tinta entre estudiantes
muchos nidos y aulas y academias
cruzando esas etapas en ráfagas
de multitud, de abandono y regocijo.

No podía advertirte aunque quisiera
el derramamiento de la leche. Fascinación por el instante.
Sólo podía esperar tu llanto y recogerlo.

Envuelta en lenguaje del pío pío a la hermenéutica
sintaxis, metonimia, lítote
concordancia y oxímoron. Por qué metáfora no
o por qué sí, trama para ausentarnos
y para volver a estar en algún lugar

de la complicidad al desconocimiento.
Preferí las costumbres de mi perro: echarse a la sombra
mirar las nubes desde la horizontalidad
prescindir del discurso

Nunca he sabido las respuestas
quién cuándo para qué o adónde
enuncias las preguntas en un licuado
de precipitaciones con su tin marín
sin do pingüe y lo intentas
aunque sea por el eco
y su encantadora de serpientes
serpientes serpientes serpientes serpientes
estrangulando en no aviso previo
la no tarde, la encantadora pulcritud del eco

¿cuándo se nos agotó la risa ?

¿a fuerza de mirar?

Por un momento todo se apagó
la palabra que tenías en la punta de la lengua
el chiste que te hacía llorar
el trabalenguas en zapoteco de la infancia
el estribillo que no te puedes quitar de la cabeza
el Dios te salve
el omni padme um
y todo lo que repites sin saber por qué
el alma se apacigua dicen
con la respiración acompasada y
frases dichas hasta la locura o
hasta la redención

¿el miedo estuvo siempre ? ¿tuvo un comienzo ?
Podríamos hacer tratados: mis hermanos y yo. Mi madre y yo.
La defensa del padre. Su vida por mantenerlo a raya
por inventar un mundo sin él. Dejar el miedo fuera.
Construir mundos perfectos. Papá perfecto. Dientes perfectos.

Se apagó. La línea horizontal
y sin sonido. Aquí la nada
la gran nada como la imaginen.

La nada fue perseguir tigres en las orillas de la carretera.
La nada fue nadar de muertito y escuchar el silencio.
La nada fue el calor presagiando la soledad más extrema: su conciencia.
La nada no fue la muerte. No la mía. Fue la juventud arrancada sin piedad.

Después volvió:
voces, rostros, preguntas
tantas horas sin luz y te vas acostumbrando
y adviene el clic de la computadora
y la televisión, la cafetera: el mundo
que conoces y te habla

lo que recuerdo del amor son sus metáforas
sobre animales. Amé como animal. Me comporté como animal
mientras amaba.

Reconocer quién fui
Seguir siendo
Era lo mismo y todo había cambiado

 

 

Nacida en Juchitán, Oaxaca en 1962, Rocío González transitó con igual ingenio y rigor los territorios de la poesía y el ensayo. Para la lírica mexicana de las últimas décadas, legó una obra señera, de infrecuente aventura e intensidad extrema: Neurología 211 (2013). Para llegar a esta cima, su escritura cruzó las aguas del barroco con un libro voluptuoso de lenguaje y de oscuridad significante: Azar que danza (2006). A esas dos piezas de variados méritos, agregaría Lunacero, seguido de Como si fuera la primera vez (2006), para completar lo que, a mi juicio, se torna necesario rescatar editorialmente de la bibliografía de esta escritora fallecida el pasado mes de abril del presente año. El poema que aquí compartimos pertenece a uno de sus proyectos inconclusos.

Ernesto Lumbreras

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