Preparatoria de Tonalá / 2011 B
Hace apenas un año que, como dirían los demás, salí del closet. La verdad es que ese secreto me estaba asfixiando. Tenía una novia muy linda, sensual, con pechos y trasero firmes, muy firmes y deliciosos. A pesar de que nos amábamos, mi vida estaba vacía. Un día, mientras bebía unos tragos en un bar, conocí a alguien, su nombre es Jared. La verdad es que desde el momento en que lo vi el corazón comenzó a latirme de una manera muy fuerte, tan fuerte que pensé que saldría de mi pecho. No podía dejar de verlo. Él es encantador, simpático y tiene una linda sonrisa. Después de esa noche, seguimos frecuentándonos, primero como amigos, ambos hablando de nuestras parejas muy lindas, hermosas como diosas. Después de algún tiempo, descubrí que estaba enamorado.
En una noche de hombres fuimos a su departamento; los amigos se fueron poco a poco, hasta que al final sólo quedamos él y yo. Al levantar los desastres de la gran borrachera, nuestras manos se juntaron, nos miramos fijamente y luego nos besamos, comenzamos a desnudarnos e hicimos el amor. Ambos sentíamos remordimiento, pero nos amábamos, así que hicimos todo lo posible para vernos a solas, olvidando al mundo entero, y con él, a nuestras parejas. Una noche su novia nos descubrió en la cama, se quedó sorprendida, se llevó las manos al rostro y salió corriendo. Él sólo se quedó en shock, y después de esa noche no nos volvimos a ver.
Después de dos meses de lo sucedido, salí a un antro cerca de mi casa para pasar el rato, y ahí lo vi de nuevo, más radiante y guapo que nunca. Nuestras miradas se rencontraron y las cenizas de aquel amor se encendieron de nuevo y pasamos la noche más maravillosa de nuestras vidas. Compartimos nuestro amor durante medio año, queriéndonos, amándonos, deseándonos, juntos con besos y caricias, compartiendo cada uno de nuestros sueños y cada una de nuestras caricias, una esencia inexplicable. Estoy convencido de que con él tuve el mejor sexo de mi vida. Luego el destino nos separó de nuevo.
Hoy estoy sentado en la barra de un antro nuevo de la ciudad, a mi derecha se encuentra una rubia fenomenal que me coquetea y a mi izquierda un moreno de fuego que me excita, así que no sé si echarme al hombre o a la mujer o, mejor aún, hacer una orgía.