Del buen samaritano

Mateo Díaz Choza

(Lima, 1989). Su libro más reciente es Monólogos desde Babel (Alastor, 2020).

Y en el año 1969
            el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas inició 
       la Reforma Agraria repartiendo
                 la propiedad de la tierra a quienes la trabajaban
                                                                                                                         & creando 
las condiciones (el gran proyecto fallido)
            de la moderna alcantarilla donde chapoteamos
                                                                       para no ahogarnos.

Un año antes
                 el Arquitecto había salido de Palacio a medianoche
                                                                                                 en bata y ropa de dormir,
                                                           luego diría: «tan sólo unos abigeos»

recuerdo su retrato en la casa apoyado sobre la chimenea de piedra, 
salvaguardando impotente los sucesos domésticos como el de carne y 
hueso al país que se desangraba.

Lo cierto es
                que no perdiste tierras
                                                                                                                          a comienzos de siglo
                                                                                                              los especuladores ingleses                                      
                                                                                                                  crearon pánico financiero 
                                                                                                            y se las compraron al abuelo 
                                                                                                                        a la mitad de su precio
                                                                                                        una aplicación poco weberiana
                                                                                                             de la «ética» del capitalismo

sino tan sólo un puesto de trabajo
                                                                                                                         & algo de fe en relatos
                                                           providenciales.

La Historia se repetía

                                               Comearena, Comearona

el internado y la separación de tu madre
                                                  della bella è colta signorina
te enseñaron a sobrevivir en esta comedia farsesca
                   donde los roles y las máscaras pueden intercambiarse
                                                                                                                           cómodamente

                                                                                                            (algunas de tus máximas:
                     no confiar un cobre a nadie salvo, de vez en cuando, 
                     a alguien de la colonia
                      siempre ser el primero en contestar el teléfono 
                     de lo que no quieres saber, mejor callar).

En esos años
                     alguna de tus hijas te preguntó por el marxismo
                                                                           palabra que siempre precedía al silencio
& tu

generosidad	                                          [que, sin embargo, tenía asombrosas
                                                                           concesiones, p. ej. «el negro puro es 
                                                                           honrado, pero el zambo…» etc.]

empezó a hacerse
                           proverbial

cf.	                     San Bartolo	                     años 80 (¿?)
              «(…) y por Nuestro Santo Padre y su hijo Jesucristo, que murió en la cruz, y por su flamígera milicia, nuestro movimiento, y después de oír nuestro cálido pero firme llamado, aceptarías donar las tierras que el Señor te otorgó en calidad de préstamo durante tu breve estadía en este valle donde Aquél siempre prueba nuestra fe?»

                                                                                                         & tú: «No» 
& los hijos de puta: «Entonces podemos comprarlas»

                                                               [y hubo una muerte en extrañas condiciones y el
                                                               Espíritu Santo, la sacra paloma, visitó a algunos niños
                                                               de buenas familias pero carentes de 
                                                               consuelo espiritual]

Si el arte te fue indiferente
                                          pasaste muchas noches leyendo 
                                                  problemas de álgebra y geometría,
pues de lo que se trata es de trazar líneas imaginarias
                                                   ya sea en el aire o debajo de la tapa del cerebelo
                                      para arrancarlas de la belleza del no-tiempo-condicional 
                                                 y concretarlas en la intensidad del tiempo-presente,
                                                                                                      allí donde todo confluye.

Así lo hiciste y por ese legado
                 serás juzgado —si es que acaso existe juicio—,
                                   y no me refiero a tu tortuosa descendencia 
                                                    sino a las construcciones que dejaste:
                                     edificios & el puente de las piedras
                                                                al que tuvieron que colocarle nuevas barreras 
                                                               para que los suicidas no se arrojen al barranco 
                                                                                    impulsándose desde sus barandas—
 

así te juzgarán como yo seré juzgado por mis vicios:
                             el onanismo, el barroco y algunos versos
                                                                          poco aptos para el siglo
                                                                           según afirman sabios y meteorólogos.

 
Estuve cuando unos hombres que no te conocieron
                                             pala al hombro bajo el sol de otoño 
cubrieron lo que quedó de tu cuerpo con tierra nutricia,
                                                        el día que te llevaste tu silencio pero me dejaste
                                                                                                                            las palabras;

quizás tú también estés ahí
                                               cuando la Historia nuevamente
                                                                                                     se repita.
 



 
Comparte este texto: