Decantación del ser / Mara Angélica Gutiérrez

Dicen que el tiempo se encapsula en una gota de maneras diferentes.
Y la decantación constante del cuerpo, asignación divina en gotas de sudor, de lágrimas, de sangre, se consume.
Y se nos vierte el cuerpo de poco en poco: cantidades minúsculas del alma. Y dejamos algo en el asfalto de la esquina, agotando esfuerzos y el sudor que moja nuestras frentes persiguiendo el autobús de la mañana.
O abandonamos un sueño, recordando nuestra condición de estar vivos, escapando por lagrimales, pereciendo en un klínex, gotas suicidas.
Sólo nos alientan los cuerpos que comulgan, en agua de bocas, naufragios pasionales bañan el propio cuerpo, lo llenan nuevamente.
¿Y no es acaso un consuelo, en esta decantación del cuerpo, saberte llenado en la esencia del otro?

 

 

 

Comparte este texto: