¿De qué color es el cielo? / Óscar Manuel Díaz

Hace tres años ya de eso, sin embargo, todos los días suelen pasar por tu cabeza aquellos eventos. De nuevo repasas los hechos y llegas a la conclusión de que la mayoría son por tu culpa; a pesar de que sólo buscabas unas vacaciones felices, las cosas terminaron en tragedia.
    Te pasaste todo el año trabajando hasta que tus fuerzas casi se extinguieran, y digo “casi” porque procurabas guardar un poco de ellas, la cantidad suficiente para que al llegar a casa tu esposa notara una sonrisa en tus labios. Parece sencillo decirlo, pero resulta difícil sonreír cuando los sueños se te han escapado de las manos y al cerrar los ojos para dormir te das cuenta de que en su lugar sólo ha quedado un agujero negro, dentro del cual una voz pregunta qué harás mañana para cumplir tu promesa de unas vacaciones. Por eso trabajaste tanto durante ese año, por eso rechazaste los años anteriores aquellos días de descanso que te ofrecía el patrón, aquellos días que con descaro él llamaba vacaciones; tomando en cuanta que eran tan pocos y que no podrías salir a ningún lugar con el sueldo que recibías, a ti te parecía una burla su ofrecimiento.
    Cumpliste a tu esposa e hijo aquella promesa, los llevaste de vacaciones. Lamentablemente jamás prometiste traerlos de vuelta; ésa es la causa de que ahora los recuerdos y la culpa te atormenten y jamás se consuman como los cigarrillos que fumas cuando sientes que se abalanzan sobre ti. Esta noche has consumido casi por completo la cajetilla, quedará apenas un par, ¿será suficiente para que el olor del tabaco aleje por unos instantes el remordimiento? O tal vez éste se sentirá más atraído por el ambiente lleno de vicio y de vulnerabilidad que se ha hecho a tu alrededor, tal vez él lo note como un coctel en el cual se ha vertido también tu esencia.
    ¿Recuerdas cómo sucedieron las cosas? De cualquier forma, yo refrescaré tu memoria. Las vacaciones no serían las mejores del mundo, pero para tu familia lo eran, tu hijo sonreía ante cada experiencia vivida, solía sorprenderse ante todo. No atribuiremos esto a su corta edad, porque después de todo en ese entonces sólo tenía cuatro años, él era feliz porque compartía eso contigo y su madre, porque durante esos días, al despertar, su padre estaba con él, y al acostarse también; durante esos días el trabajo no logró arrebatárselo.  
    Lo malo fue que decidiste tomar “unas cuantas cervezas” mientras conducías. Parece que nunca escuchaste toda esa propaganda sobre no manejar cuando uno bebe. Aunque no hayas hecho nada mal, aunque hayas ido a la velocidad permitida y manejado con supuesta precaución, debes haberte dado cuenta de que los reflejos de un ebrio no son los mismos que los de un sobrio, lo has aprendido de la forma menos ortodoxa, de la manera que nadie quisiera haber aprendido una lección, la cual sería la más cara de tu vida.
     ¿Aún lo puedes escuchar? El sonido de metal contra metal… Después del accidente, los efectos utilizados en las películas te parecen tan falsos. A pesar de haber sucedido todo tan rápido, estoy seguro de que cada segundo se quedó grabado en ti y que jamás podrás olvidarlo, nunca te permitirás olvidarlo. Después del estruendo, todo parecía haber quedado en calma, ni siquiera sentiste los golpes, el dolor vino después, cuando estabas en el hospital y te dijeron que tu esposa había muerto y que tu hijo estaba ciego. Tus propias heridas y fracturas no fueron nada comparadas con el dolor que se quedó marcado en ti ese día, ésa fue la cicatriz más grande que te haya podido quedar y que pocas personas pueden notar.
    Dicen que las heridas sanan con el tiempo; en tu caso no es así, no podrás sanar hasta que le devuelvas la vista a Pedrito, tal vez así no te sentirás tan mal, quizá así puedas sentir que recuperaste algo de todo aquello que perdiste a causa de unas cuantas cervezas. Ya no recuerdas cuál fue el diagnóstico de los doctores ante lo que le pasó a Pedrito, sólo recuerdas la cantidad que debes reunir; sabes que la reunirás porque aún tienes vida, porque cada vez que Pedrito te pregunta de qué color es el cielo hoy, sientes que, aunque respondas, no significará nada si él no lo puede comprobar. Conseguirás ese dinero, aún no lo has perdido todo.

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