Cuando cae la tarde
y la noche comienza a despertar,
mi alma recorre tu cuerpo
desnudo como las olas del mar.
Tú, refugio de ciegos y sordos,
ahogas tu perfume al alba tardía;
febril ilusión de sueños locos,
el arrebol de las nubes en ti…fantasía.
En esas noches de incesante desvelo
me entrego a tus brazos policromados,
y bien, de la manera que quiero:
desnuda siempre ante ti…