Hay artes que son de pocos,
hay artes para uno solo.
Como el pan divino
que en secreto prueba el tahonero
y no exhibe en la vitrina.
Hay artes de la soledad,
como una vejez que se goza
bebiendo café, moviendo un pincel,
una pluma.
Como el arte de estar quieto
sin pensar en nada, en nadie,
con música y vino,
con nada.
Arte de tomar café
a solas, con un pincel,
o con música o con tinta
cantando sobre una hoja.