(Guadalajara, 1977). Desde 2008 colabora en el suplemento Ocio, de Milenio Jalisco.
«Las travestis no queremos ser ni estudiadas ni educadas, ni castigadas ni perseguidas: lo que queremos es que nos deseen»: es la frase combativa, alejada de los arraigados preceptos de la moral sexual represiva, con que manifiesta su naturaleza Camila Sosa Villada, ganadora del Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz que otorga la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Esta naturaleza, forjada en los bajos fondos argentinos, se refleja en la novela Las malas, con la que obtuvo el prestigioso galardón literario tapatío. En ella narra la historia de Camila, una joven travesti que emigra a la ciudad de Córdoba para escapar de los malos tratos que recibe en su pequeño pueblo de origen. Pero si bien la gran ciudad garantiza el anonimato, también es el hogar de personalidades benévolas que forman una familia de elección para la heroína.
Entre la autoficción y el realismo mágico, la autora lleva a su lector a la vida sórdida de Córdoba, Argentina. Alrededor de la tía Encarna, que ha alcanzado la venerable edad de ciento setenta y ocho años, una comunidad de transexuales ha encontrado un remanso de tranquilidad.
Por la noche, trafican y se prostituyen en el Parque Sarmiento, donde nunca se alejan unas de otras por seguridad. Es allí donde una noche encuentran a un bebé abandonado que Encarna decide adoptar. «El brillo de los ojos» (así lo llaman sus madrinas) crece rodeado de amor y generosidad. Porque ésta es la razón de ser de Encarna, cuya casa adornada con flores ofrece un respiro a los corazones rotos y alivia los cuerpos magullados como el de Camila. Procedente de una familia en la que es golpeada por su padre, relata su infancia martirizada y el descubrimiento de su disidencia sexual.
A los quince años, Cristian, envuelto en tinieblas, se convierte en Camila, traspasa el fulgor de la transformación en mujer pero sufre rechazos, insultos y golpizas. Es en la capital provincial donde aprende a ser transparente, la mejor forma de evitar problemas, aunque la violencia, la precariedad y la soledad sean su vida cotidiana.
La narración es fuerte, con tintes de rabia y desprecio, pero también de belleza y solidaridad. Da cuenta de que lo maravilloso permite hacer soportable la tragedia de vidas truncadas en una lucha diaria por subsistir. Desde el interior, la existencia de los transexuales se describe sin concesiones, con una escritura extravagante que infunde a la novela una energía loca, y coloca en su centro a una hermandad teñida de poesía y fantasía.
Las malas es un texto deslumbrante, sin miserabilidad y sin autocompasión, que con un lenguaje que es memoria, invención, ternura y sangre, recuerda que «lo que la naturaleza no te da, el infierno te lo presta»