Al día / Amadeo Estrada

El cosquilleo se une al sonido del silencio en pesado vaivén cardiaco. Aturde. La luz brilla interrumpida, deslumbra, ciega. Entra en el cosquilleo. Los movimientos se endurecen, pesan, se rompen. Apenas un cambio de polo magnético. Los brillos desaparecen, los cálidos emergen. Las nubes son llamas y el sol se obscurece. Las plantas centellean doradas. El aire ya no pesa.

Entonces sé. Sólo ha sido un día más.

 

 

Comparte este texto: