1. Sácala de su caja: 0 grados centígrados
1. Viene en una caja blanca: cabello negro y ojos como almendras de un árbol que sólo crece en la estratósfera. En el interior de la caja, hay también un sombrero amarillo. Colócaselo. La caja incluye un ratón parlanchín que sabe resolver teoremas (tiene patas marrón con listones de niebla).
2. El manual es un estudio del siglo xii sobre muñecas de porcelana que sólo abren los ojos los últimos días de noviembre. Cuando lo hacen, los árboles de cinco kilómetros a la redonda bailan un yaraví lentísimo. (El manual no parece apropiado: aquí hablamos de una muñeca transparente).
3. Lo que se llama caja es un hombre sin alas que se ha puesto a llorar bajo los ojos de una mujer sin rostro. Destruye la caja: come un panecillo de miel y educa en la religión de las hojas a varias salamandras amarillas. Entonces, una llovizna ocurre sobre la colina. Y la mujer sin rostro despierta.
2. 40 grados centígrados
Una muñeca de cristal no sabe dónde va,
pero va por la tierra llorando
el corazón del mundo.
Está lejos y mejor va cantando
un arrullo para los niños ciegos,
va llorando su esqueleto.
Cantando, «no existo,
quiero morir adentro de mis ojos—
dice soñando bocabajo el cielo, las estrellas».
Estrellas de «estoy triste en cada cosa que toco
y en cada cosa que me toco muere
cada cosa que soñaré mañana».
Así, recoge sus ventanas
mirando un fósforo encendido,
el fuego de una casa que acaba de incendiar.
3. Una cajita de tortura
Decir «la nieve crece entre las moras
y las moras sueñan la noche» es mentir con los ojos.
La noche de agua cielo.
La noche madre hablada de varios libros pájaros.
La noche ahogada en un trapo blanquísimo tras un taller mecánico.
La noche comedora de cardos.
Uso un pequeño planeador eléctrico y vuelo sobre la tierra
y las estrellas se derraman sobre un campo de maíz azulado.
La muñeca de cristal está muerta en el libro del futuro.
En un desván especial,
sus fragmentos dialogan con el moho y el tiempo irreversible.
Irreversible tiempo donde las cacerolas viejas explican
la forma en que los niños viejos preferían desayunar felices.
Las casas en el páramo crecen rodeadas de juguetes insomnes.
En el presente, la muñeca de cristal aparece ahogada
entre las flores de luz de una antigua canción inglesa.
Éste es un sueño donde se habla de la nieve
como si tuviera forma humana, como si llegara en una caja
para anunciarnos que no vivirá nunca.
Y que el lenguaje destruye siempre
aquello que ni siquiera ha comenzado.