(Guadalajara, 2003). Estudiante de la Preparatoria 19 de la Universidad de Guadalajara. Con este poema ganó el concurso en la categoría Luvina Joven.
La miro, la memorizo, la siento y exploro. Siento frío, calor, el pasar de mis manos, el rozar de mis uñas y mi cabello que resbala acariciando mi espalda. Todo eso siento, pero no todo esto veo. Veo un café mestizo reflejando pertenencia. Veo que el sol abrazó más a mis brazos que a mis piernas. Veo líneas blancas huyendo desde mis glúteos hasta mis pantorrillas, las veo, y las quiero arrancar. Veo y amaso con pena aquella enorme flacidez que por abdomen tengo. En mi rostro veo cicatrices, granos y bolsas debajo de mis ojos, que ningún jabón o hierba sanan. Más abajo, en mis piernas veo la falta de agua y cuidado, reluciendo en un blanco cenizo delator. Hay manchas que en mis axilas y codos veo. Manchas deshonrosas aparentemente inhumanas que es mejor tapar. Veo una piel morena. Morena, pero no romántica. Veo una piel imperfecta e indigna de canciones, poemas, escenas deseables o recuerdos memorables. Veo una piel en la que me han hecho sentir intrusa. Veo líneas sombras siluetas rasgos heredados que prefiero arrancar, hacerlos ajenos antes que propios. Veo una piel en la que no me reconozco. Veo tengo una piel que según los cánones hechos sistemas no es digna. Podrá no serlo de su sistema, de sus cánones e idealizaciones; pero es digna de estas letras, ahora hechas mías.