(Ciudad de México, 1957). Navidad de un niño en México (Manosanta, 2021) es uno de sus libros de poesía más recientes.
Entre la casa y el parque de juegos la distancia se vuelve cercanía; el puente traza un vínculo sinuoso, vibrante, tan sólido como apenas parece, cruza un codo del lago por encima de los lirios en tiempo de lluvias, tierra blanda, cascajo en el estío; mide sólo 136 pasos y sin embargo eso que aproxima nada sabe de límites. < Una tarde al salir de casa la bandada de estorninos pasó rozando nuestras cabezas (si vamos hacia el parque de juegos se dice que el puente baja) un zumbido de alas negras, pronto vuelto nube cambiante sobre los tules de la orilla; ella me dijo ¡mira! y echó a correr como quien persigue eso que no se alcanza nunca. < La distancia es una sombra entre tus pasos y los míos; tú subes este puente de palabras donde yo bajo hacia el parque vecino a nuestra casa, en un tiempo que es ya sólo luz rezagada. < En época de lluvias el agua de las presas trae un manto de lirios bajo el puente; los niños tiran anzuelos en pos de veloces siluetas adivinadas como si en ese fondo opaco, legamoso yaciera oculto aquello que hoy, sin respuesta aún, nos atraviesa; y los lirios encienden sus tenues veladoras azuladas. < El puente se cimbra, puedes oírlo tú en el otro extremo de estas palabras, tersas mandatarias, apoyando el hálito en el humus como quien se deja llevar por la sola vibración de unos pies que saltan en la comba, al mismo tiempo en que la bandada de estorninos oscurece sobre nuestras cabezas el cielo de aquel día.