Hope is Tanning on a Nudist Beach

Ethel Barja Cuyutupa

(Huanchar, 1988). Su libro más reciente es Hope is Tanning on a Nudist Beach (Oversound, 2021).

la  esperanza  se  hace  de  mí, como yo de ella 
como si las antorchas aún ardieran
como si las plumas de algún tipo de animal pudieran crecer cuando mi vuelo se alza

de repente me decidí a ver 
cuál era el acertijo
y un súbito sonido me asaltó 
hoy es un día de caza

la esperanza emerge 
claro
contigua al bien y a la gracia 
mientras tomo mi aspirina
y penetro esta insoportable claridad 
la visión excesiva
de un acercamiento radical al hueso 
áspero y pálido
como el último testigo

la esperanza pesa
como la pérdida organizada 
lista para la distribución
ceniza y completud entretejiéndose

los restos nunca están solos 
ascienden por la mañana
de cada párpado y lo habitan por años 
hasta que nos despiertan
o se filtran en nuestro bocado 
remo de todas maneras
en las aguas primordiales
y espero que nadie se atreva
a cruzar dos veces el mismo río

sé de las cosas
y las cosas saben de mí
pero nunca antes sentí este pulso 
aquí en la ola del nulo día
donde la razón estalla
Lo que esperas es una niña perdida saltando sobre un charco de agua, o la provocadora caída para explorar la gravedad, o un travieso intento por desviar los vientos para exponer tu cara a un olor extranjero, a la madera fresca, y a la música de esos grillos inquietos que cifran mensajes futuros a la distancia.

El núcleo de la realidad es una bestia anhelante. Su pelaje de ausencia cubre el firmamento por la noche, cuando te internas en el disfrute de la mirada dormida, cuando sólo puedes confiar en tu tacto, el sonido, y la temblorosa presencia de la materia respirando en tu nuca, y tú sólo quieres atrapar algo, cualquier cosa. Los objetos no se quedan quietos, anidan una suerte de movimiento hacia la superficie infinita, hacia su rostro real, hacia su incandescente geografía, hacia el sendero de sus aguas subterráneas.

Las criaturas mínimas esperan un mínimo paraíso con agua potable y un microondas. Visten colores brillantes para combatir el caos. Hacen sus propias leyes de resistencia, como las ranas ansiosas por la continuación de la especie. Ellas sienten la amenaza y van a su guarida. Huelen la corrección política y lamen sus heridas en las sombras.

Nada se mueve sin propósito, pero el propósito es una habitación vacía, donde esconderse, donde anhelar una habitación colmada que te mantenga en ruta, y aquí estás otra vez en el persistente hiato del propósito, pero el propósito es una máquina de hambre, es un reloj que desafía tu presencia, negando el ensamblaje de tus pie- zas, y en este lado de la puerta crujiente maquinas cómo derrotar el propósito con la pose desnuda de tu cuerpo oscuro, con los temblores y alianzas de tu piel. ¡Mira qué poderosa! Por generaciones, tus ancestros han creado el espacio y el tiempo para que tus dientes y tus codos ocupen su fibra y no habitaciones desvencijadas.

Versiones  del  inglés  de  la  autora.

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