De qué manera siento en este instante
en que se ha desatado una pandemia
   y me obliga a pensar que hoy podría morir
   y el tiempo se nos acorta
Descifra los sentimientos que expresan los dolores
estado interior de mis dolencias 
   que los aumenta en estado de vejez 
   que siente y escucha 
   cómo son los huesos que crujen 
   en el desgaste de uso
Así los explico
   cuando se me hincha el brazo derecho me digo 
   no me duelas 
   no ves que escribo con él
   déjame que lo soporte al menos 
   nos hace el recuento 
   del tiempo vivido
No quiero que me inhabilites 
culpando a la neuropatía 
   es la yapa de la enfermedad del siglo
   de todas formas son dolores con aguante de yerbas 
   de tiempos imperecederos 
   en males intensos
Déjame pensar en lo que viene 
   cómo están mis piernas 
   déjame caminar
   hasta donde me lleves 
   digo son del alma
   y son tristes y quiero pensar que este cuerpo 
   ha tenido su caminata febril
   como para despojarme de ella en forma repentina
Así de taciturna rebelión
olvido que tengo los tobillos rotos
   volando un día al son de trampas y desatinos
No es acaso mi pelo quien 
expresaba con fuerza
   este instante de dura pertinencia 
   este espejo de la noche 
   sin cerrar los ojos todavía 
   se muestra sempiterno el nuevo rostro del infierno
Aunque ha llegado de forma inusitada 
no esperaba este mundo de encierro 
   siendo ajena a esta pandemia 
   hay montones en todos los rincones
   eco multitudinario de terror en un amanecer temprano 
   en este silencio mundano se ha acurrucado la fauna
Y de qué se trata esto que no me había dado cuenta
de los años que compartimos en cafecitos
   o en el mate de leche de infancia
   cosas amontonadas se me vienen desnudas
Necesito revisión atolondrada de noches insensatas
que según las lluvias anegan el ayer 
   lo que en la pasión brotaron mojadas en esta tierra común 
   la vida es sagrada, Dioniso!
En tiempos cordilleranos cuando la respiración agitada 
en la tos el eucaliptus 
   en las inhalaciones tortuosas al vapor de su aroma
   en las orillas del    río
Irrumpe prematuro este silencio de noche en la cuarentena
fijada por la razón de costumbres presentes 
   enraizado en la lentitud del fuego pausado
   en ese retorno hecho de costumbres
No tiene razón la prohibición el confinamiento
de    súbito aquí están las sílabas fogosas
   como rosa seca en las    páginas de anoche 
   un aroma no hablado 
   un reencuentro de palabras y cosas de súbito olvidadas
   por el artificio de la prisa
   Y es que ha llegado la calma de la edad en tiempos virulentos
Pero eso no es todo
es azaroso contar las letras
   cómo vivo este momento sin pasar por alto
   la revuelta juvenil y lo que dejó en mi cuerpo 
   un desatino de ira infinita que me hizo añicos 
   el único sentido de la existencia y el olvido de ella
   cuando se bajaron todas las defensas
   fui presa de la incertidumbre
En ese trance
pensé los días vividos
   cuando se cayó todo el valor del sistema del mundo
   el que fugazmente conocimos un día
Y todavía queda más en los estragos del tiempo
como si el primero no me hubiera devastado
   en el segundo me deja sin voz 
   el torbellino de inhalaciones
   tormento de exhalaciones ese aire inaudito
Donde se aprovechan las palabras del canto
afónica yo que fui salvaje
   aprendí a decir lo máximo en su medida 
   los sentidos del alma 
   y los de la vida semejantes
Qué     verde el mar qué     azul la tierra qué infinita la llanura
   En este innoble paraíso