Algologí­a: Antonio Ramí­rez

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«El cuerpo no ha cambiado en los dos mil quinientos años desde Aristóteles. Pero el conocimiento del cuerpo ha cambiado de tal modo que sería muy difícil creer que Aristóteles, Descartes y un libro de texto médico estándar de hoy en día están hablando de la misma cosa. Esto no se aplica a la poesía o a la pintura. No podemos adquirir un mejor conocimiento de los seres humanos del que recibimos de Homero y Eurípides, o de Poussin o del primer Picasso» .
Arthur C. Danto

 

«Mi cuerpo es la intención. Mi cuerpo es el proceso. Mi cuerpo es el resultado» .
Günter Brus (en uno de los manifiestos del Accionismo vienés)

Te golpeas el dedo gordo del pie derecho. Primero es un dolor agudo causado por las fibras A-delta. Después un dolor intenso, sordo, el de las fibras C, al recibir un estímulo nociceptivo. Todo esto lo estudia la algología.
«César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos… »

César Vallejo

«Nietzsche, al ver cómo un cochero castigaba brutalmente a un caballo caído, se abraza llorando al cuello del animal y lo besa. Fue en Turín, el 3 de enero de 1888, y esa fecha marca, en un sentido, el fin de la filosofía: con ese hecho empieza la llamada locura de Nietzsche que, como el suicidio de Sócrates, es un acontecimiento inolvidable en la historia de la razón occidental. Lo increíble es que la escena es una repetición literal de una situación de Crimen y castigo de Dostoievski (capítulo cinco de la primera parte) en la que Raskólnikov sueña con unos campesinos borrachos que golpean un caballo hasta matarlo. Dominado por la compasión, Raskólnikov se abraza al cuello del animal caído y lo besa. Nadie parece haber reparado en el bovarismo de Nietzsche que repite una escena leída. (La teoría del Eterno Retorno puede ser vista como una descripción del efecto de memoria falsa que produce la lectura)» .

Ricardo Piglia en Formas breves

«Mi calavera de dientes desiguales,
a veces dolorida se dolora,
otras se acuerda amor mi calavera,
ay, huesote de luz
alumbrando desde el doce de marzo
del treinta y siete, esta carne machaca
que han de comerse los gusanos» .

Abigael Bohórquez

Una mancha roja que se queda delicadamente en los labios. Sin salir. Allí solita. Lo único vivo en un cuerpo. Muda junto a un grito que también es sangre, flecha, pantalón, perro, cuerda, hierba, hocico, diente y pantalón. La pintura de Antonio Ramírez es el cuerpo. Esto que nos contiene y de lo que pocas veces somos conscientes. Es el cuerpo, el nuestro, sobre el que escribieron Homero, César Vallejo, Gustave Flaubert y Abigael Bohórquez. Fue nuestro cuerpo autoflagelado con un lápiz y un pincel en Berlín, en 1970. También por nuestro cuerpo Raskólnikov dictó a Nietzsche lo que descubrió Piglia. Sí. Este es el cuerpo que conocemos. El cuerpo que sentimos. De Antonio Ramírez es nuestra algología.

 

Curaduría: Dolores Garnica

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Cabeza, 2009.
Mixta sobre plástico, 75 x 121 cm


Flechado, 2019.
Óleo sobre tela, 100 x 120 cm


Crisis, 2009.
Óleo sobre tela, 150 x 130 cm


En horizontal, 2009.
Mixta sobre plástico, 75 x 121 cm


Chacales, 2009.
Mixta sobre plástico, 75 x 121 cm


Fin de Melesio el rebelde, 2019.
Óleo sobre tela, 100 x 80 cm


Sacrificado, 2018.
Óleo sobre tela, 100 x 80 cm


Colores patrios, 2014.
Óleo sobre tela, 70 x 90 cm


Riña, 2019.
Óleo sobre tela, 86 x 100 cm


En silencio, 2015.
Óleo sobre tela, 170 x 210 cm


Ataque, 2016.
Óleo sobre tela, 110 x 130 cm


En la cerca, 2009.
Mixta sobre plástico, 75 x 121 cm


Contra el dolor, 2020.
Óleo sobre tela, 130 x 190 cm

 

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