Cuando los sentimientos cobran una vida / Diego Salvador Mercado Cruz

Preparatoria 11
2019-A

¿Alguna vez han sentido que las autoridades de este país les han fallado? Si un ser querido hubiera sido secuestrado y por consecuencia asesinado, además de tener información de un presunto culpable ¿lo matarían?, dejando que sus sentimientos de furia y tristeza los dominen para acabar con la vida de otra persona supuestamente culpable ¿estarían dispuestos a hacerlo?
      Posiblemente, hayan dicho sí a la primera y yo también lo creía pero una vez que investigas a fondo te das cuenta que a veces los sentimientos nos pueden nublar la moral de ser un ciudadano ejemplar.
      Recordemos la tarde del miércoles 29 de agosto Alberto “N” de 56 años de edad y su sobrino Ricardo “N” de 21 años ambos fueron acusados de secuestradores de menores de edad, la rabia de casi todo un pueblo los llevó a ser linchados y posteriormente quemados vivos, mientras que varios gritaban “¡Quémemelos, quémenlos!” Cuando vi esta noticia por la televisión sentí una gran satisfacción pues esto sería una especie de escarmientos para todos aquellos que gusten de infligir la ley de una manera u otra, o eso pensé yo, hasta que decidí buscar más a fondo. Resulta que ambos campesinos si habían hecho algo indebido y como resultado fueron llevados a una comisaria ¿cuál fue su delito? muy sencillo de responder; ellos estaban alcoholizados y por lo tanto caminaban de una manera algo sospechosa, para su mala suerte pasaron por una escuela, causando una histeria colectiva. Esta vez las autoridades, sí hicieron su trabajo, privándolos de su libertad pero un grupo de pobladores envueltos en rabia, golpearon y quemaron vivos a los dos hombres incriminados. Hicieron mal en beber en la vía pública, sin embargo eran inocentes del delito por el cual se les linchó en un principio, ni siquiera tenían testigos.
      Es totalmente irónico como es que casi todo un pueblo participó en un asesinato doble, aquí viene el problema moral; si tú matas a un asesino, el número de asesinos no bajó, sino que aumentó y entonces al precio de 2 secuestradores que al final eran unos simples borrachos.
      Y esto no solo pasa en zonas rurales, también en zonas urbanas como el caso de los tres adolescentes a los que se les ocurrió la genial idea de embestir una procesión religiosa ocasionando una muerte y veinte heridos, su intento de huir quedó frustrado pues la pared de odio de 400 personas que prendieron fuego a su vehículo y agarraron a golpes a los tres chicos, por suerte la policía logró rescatar a dos de ellos, pero quedaron gravemente heridos.
      La diferencia de los dos casos presentados es que en el primero fueron totalmente inocentes pero en el segundo los jóvenes si eran culpables y aunque sigue habiendo una parte de mí que le da gusto saber que tuvieron su merecido, creo que no era la forma de hacerlo, porque aunque hicieron algo malo, aún son jóvenes, actualmente no sé su paradero pero creo que ese día recibieron una gran lección que me imagino, nunca van a olvidar. Pienso que la manera más pacífica era, detener a los adolescentes, si gustaban a golpes pero no al punto de dejarlos malheridos en lo que llegaban las autoridades, de esta manera los tres chicos en la actualidad estuvieran estables, el prenderle fuego al vehículo fue totalmente exagerado pero vamos entendiendo la otra cara de la moneda y es la de los pobladores. Una vez más la ira corrompió la moralidad de 400 personas.
      Desgraciadamente esto no solo pasa en México, si no que en todo el mundo, resulta que México y Brasil encabezan la lista de linchamientos, una de las principales razones por las que se ejecutan tales actos de violencia, es el sentimiento de desconfianza en los sistemas de protección con las autoridades, causando grupos de autodefensas, y no estoy en contra de eso, siempre y cuando las “armas” no sean tan letales como son los gases pimientas o los teasers, pero continuando con los casos externos a México
      El caso del barrio de San Martín en Argentina, en donde un joven ladrón de apenas 17 años de edad, (lo que actualmente yo tengo) iba en una motocicleta y ya lo tenían bien checado pues era autor de varios robos, a lo que leí después de la golpiza que le propinaron quedo en terapia intensiva. Ya sé, que a este punto pensarán que defenderé siempre a los linchados pero este no es el caso, como vimos en el caso uno, posiblemente jamás sepamos la otra cara de la moneda y no nos podemos fiar de teorías como las que suelen decir “tal vez robaba por necesidad” o “tenía problemas familiares y puede que nunca logremos saber más a fondo. En este caso podemos destacar que no hubo ningún muerto.
      Según el diario digital Diario26 y su artículo sobre la justicia por mano propia (que se publicó el 27 de mayo del 2018) en el mes de mayo, hubo 21 casos de linchamientos y eso es alarmante y más porque en las noticias de la televisión no encuentras tanta información, donde se podría encontrar más información de este tipo, sin ningún tipo de censura, es en las redes sociales. La combinación de las redes con este tema ayudó de una manera tanto positiva como negativa ¿a qué me refiero con esto? a que si bien pudo ayudar dándonos la información de lo que pasaba en otros lados del mundo también pudo ser una “fuente de inspiración” para los demás y decidir hacer su propia justicia.
                  Y ya que hablamos de las redes sociales, otro caso que ocurrió en Argentina en donde la información fue distorsionada por las redes sociales, resulta que un niño de no más de 12 años regresaba de su escuela tranquilamente cuando fue golpeado y violado, como si fuera ya una “regla de la justicia por propia mano” 50 personas fueron a la casa del presunto violador para golpearlo y quemarlo vivo pero esta vez lo hicieron de una manera diferente, pues le prendieron fuego a la casa, en la cual también estaba el padre del muchacho de 21 años de edad, posteriormente fue asesinado el padre a golpes, pero ¿cómo la turba pudo conseguir la ubicación del acusado? Esa información se difundió gracias a la red social Whatsapp, el chico alertado de que iban por él, decidió esconderse en la casa de un amigo, esta vez las redes sociales no ayudaron, pues el niño ya había dicho que el joven no era su agresor. Ésta vez la cárcel no fue para los acusados si no para los linchadores con un total de 4 detenidos por el homicidio.
      Mi opinión en este caso es totalmente negativa, verán, antes yo decía que no importaban las vidas que se cobraran, pues estaba satisfecho con que los delincuentes se escondieran mejor, pero ya leyendo estos casos cambié de opinión, porque quieras o no imaginas lo que las familias de los inocentes deben estar pasando y pensando en la sociedad de hoy en día y de la incompetencia de las autoridades.
      Actualmente no hay una estrategia para evitar los linchamientos. Juan Manuel Carreras López advirtió “no puede permitirse que alguien cometa un delito, ni como una reacción, ni para evitar una violación de la ley”.
      Como conclusión diría que los linchamientos se producen por la cantidad de delitos provocados en sociedades rurales o urbanas de países mayormente latinoamericanos, sumando la falta de seriedad de las autoridades correspondientes de algunos casos. El descontento de la gente provoca a que este tipo de ataques sean más violentos, usando las herramientas de las redes sociales de una manera mayormente errónea. ¿Existe alguna manera de detener esto? Yo creo que sí la hay pero es muy poco probable que suceda, pues para que no haya más linchamientos necesitamos que los delincuentes no hagan más delitos.
         
      Fuentes:
      https://www.infobae.com
      https://heraldodemexico.com.mx
      https://www.lanacion.com.ar
      http://www.diario26.com
      https://www.bbc.com
      https://www.elsoldesanluis.com.mx

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