¿Qué página de qué libro
estará abierta ante mis ojos
cuando dé mi último suspiro?
¿Qué línea de qué poema
estaré mirando?
Quizás tan sólo un pensamiento invocará
una noche entera en el corazón:
¿por qué no pude aceptar por completo
al creador imperfecto
de versos perfectos?
Sigo buscando un lugar para los sueños
por una razón más allá de las palabras.
Lo que encontré
lo derritieron los párpados.
Éste fue el mismo lugar
donde los sueños se convierten
en cartas sin direcciones.
Había un cartero que solía
entrar por la puerta trasera:
nunca lo vi.
¿Cómo podría siquiera afirmar
que las cartas que había recibido
eran realmente mías?
Los mismos amigos a los que no les podía hablar en el día
seguían apareciéndose en mis sueños.
Seguía encontrando los barcos de papel que hacían flotar
en un lento río.
Otros debieron haber recibido también los míos,
amigos a los que no podía ver
desde mi lugar junto al río.
El agua no pudo borrar la tinta.
Quizás también se había conmovido
con algún mensaje escrito.
No había diálogo.
Incluso así, las palabras siempre se intercambiaban
en algunas direcciones.
Incluso si el mismo río
no aparecía en los sueños de todos los amigos,
cada uno de nosotros bendecía al cartero invisible
que hizo de nuestros hogares
los destinos de cartas sin direcciones.
Cada hogar conectado de corazón
se volvió el hogar del poeta.
Versión del inglés de Víctor Ortiz Partida .