La Luna es una piedra
en el desierto: un escorpión aguarda debajo
mientras vemos a lo lejos el cometa.
Un cometa es una culebra coralillo. Una coralillo es un coral
en movimiento, le pregunto a Sísifo, que cargó una y otra vez
su prisión por un campo minado.
Pero Sísifo mira la tv y no contesta. Ve miles de piedras
arrastradas por miles de Sísifos: átomos
con la iniciativa colgada al hombro, electricidad al vacío.
Estamos en los albores de una época de sayayines, dice por fin.
El mundo se arrisca las mangas para alistarse a pelear
contra sus propios demonios. ¿Qué demonio salta sin un
empujoncito de un cuarto piso?
A los demonios también les da vértigo. El tiovivo les causa mareos,
les retrasa la regla. Aunque no tienen reglas: su primera
regla. Defina demonio: un basurero que sufre de vértigos y se pierde
como un punto en la solidaria oscuridad, un ovni, un carrusel
en la mente. No, no hay nada alrededor, hay un vacío como
el que existe de estrella a estrella.