Nadie dispuso que la casa
pareciera
un requiebro de centinelas
una boca enjambrada en la canícula
un resto de veladora
fundido en el polvo
una raya en el cáñamo curtido
del tejabán
Nadie pensó en la casa
como una heráldica
de estelas y escudos
espadas y yelmos
Nadie vislumbró en la casa un nudo
una zarabanda
una lengua aguijonada en la sombra