Ritmo de luz y sombra
La música de los poemas de Ida Vitale es clara y misteriosa. En el ritmo de sus versos, la filosofía se escucha diáfana, pero la poesía se mantiene en ese umbral en el que la luz está naciendo o muriendo de tristeza. «Contra las invisibles estrellas / contra su luz aniquilada, / la falsa, brillante / red de lumbres / prendida de los muros altísimos». Este poema, «Alameda», forma parte de la sección «Brasas», uno de los siete apartados en que Minerva Margarita Villarreal divide la antología. Villarreal seleccionó los poemas con fundamento en «asuntos vinculados a lo largo de la obra poética» de Vitale: palabra, celebración, jardín, vida, peligro, naturaleza, ser femenino. Profunda manera de acercarse a la luminosa y sombría poesía de Ida Vitale.
l Sobrevida. Antología poética, de Ida Vitale. era / uanl / Capilla Alfonsina, 2015.
Poesía en el futuro
El futuro en la poesía de Eduardo Milán se va resolviendo en cada poema. El proceso de escritura se evidencia en la lectura: la creación del poeta se activa desde la primera mirada, el pasado es motor del futuro a partir de la actividad presente de la lectura. Cada poema tiene un tiempo infinito: lo abstracto, la teoría, obtiene su carne, su cuerpo, en la realidad, en lo cotidiano, gracias a lo cual se relanza para comenzar de nuevo el proceso. El desencanto se vuelve canto, y cada canto aporta a la poética que se va haciendo, que se va: «Se me fue el poema / aunque salga a buscarlo por el campo / si aparece hay que escribirlo enseguida / no hay espera para una imagen que consiste en tres hilachas que uno une / teje, cosa de parca o tía».
Oasis, no hacer, de Eduardo Milán. Fondo de Cultura Económica, 2016.
Cúmulo de violencia
La narración plasma lo que acontece en el interior del protagonista. En el exterior, lo que sucede es la vida cotidiana de una pareja, acciones en la casa de él cuando ella llega. Sólo el lector sabe lo que está pasando por la cabeza del personaje cuando él se mueve por su propiedad mientras ella y dos empleados sólo pueden ver. «La llegada», «En la cama», «El levantarse», «El baño» y «El desayuno» son los capítulos/escalones que nos llevan al cúmulo de la violencia en «La bronca», en la que el odio y el lenguaje se externan y alcanzan una intensa cumbre pocas veces vista en una novela breve. Perspectiva única, lenguaje desbordado, velocidad al límite. La experiencia es abrumadora y gozosa.
Un vaso de cólera, de Raduan Nassar
(trad. del portugués al español de Juan Pablo Villalobos). Sexto Piso, 2016.
A la altura de su asunto
Al mismo tiempo que es una tenaz e iluminadora incursión en la vida y en el tiempo de Bach, este «retrato» puede recorrerse como una de las mejores formas de lograr que la lectura profundice los sentidos de la música. Gardiner, para quien la figura del compositor ha sido fundamental a lo largo de su trayectoria —y quien es uno de sus intérpretes centrales en la actualidad—, emprendió este ensayo a sabiendas de que Bach ha sido una presencia elusiva y enigmática, y lo que consiguió ha sido devolver a esa presencia mucho de la humanidad que acaso le habían quitado su genio casi sobrenatural y su influjo ineludible y eterno. Es, por lo demás, un ensayo ricamente ilustrado y cuyo estilo está a la altura de la obra que lo inspira.
La música en el castillo del cielo, de John Eliot Gardiner. Acantilado, 2016.
A golpes
Tal vez no pudo ser de otro modo: al anunciarse que esta novela había ganado el Premio Mauricio Achar, el dato más asombroso era la juventud de su autora. Y esa sorpresa sería aún mayor para quienes se internaron en el vértigo de un lenguaje que no solamente da cuenta, con toda precisión, del mundo que narra, sino que además potencia la realidad descrita con un vigor inusitado y despliega su historia con aplomo y destreza. Es la historia de Liborio, un joven inmigrante que se abre paso a golpes por la incesante adversidad que representa ser quien es, estar donde está, querer lo que quiere. Es literatura vuelta vida, que hace justicia, con su rabia, al tiempo presente. Y es, qué duda cabe, alta literatura: originalísima.
Campeón gabacho, de Aura Xilonen. Mondadori, 2015.
Bajo (otro) volcán
Un escritor recibe la invitación a un homenaje que no sabe bien por qué le hacen. No sabe bien por qué, acepta; no sabe bien, tampoco, cómo ha llegado al punto en que se encuentra: en un exilio más terco que voluntario, a medio camino entre sus recuerdos y el futuro que ignora cómo imaginar. El fracaso conyugal o el literario son eso, fracasos, pero siempre hay motivos para buscar otros nuevos. Desarraigado, extraño para los demás (y, cada vez más, para sí mismo), vuela, pues, al lugar del homenaje. Hay un volcán a punto de estallar. Sólo que, al parecer, nadie sabe dónde está ese volcán. Naief Yehya, de vuelta en la novela, ha logrado una historia absolutamente absorbente, tan pronto hilarante como tristísima. Y, sin falla, fascinante.
Las cenizas y las cosas, de Naief Yehya. Literatura Random House, 2017.
La música de los poemas de Ida Vitale es clara y misteriosa. En el ritmo de sus versos, la filosofía se escucha diáfana, pero la poesía se mantiene en ese umbral en el que la luz está naciendo o muriendo de tristeza. «Contra las invisibles estrellas / contra su luz aniquilada, / la falsa, brillante / red de lumbres / prendida de los muros altísimos». Este poema, «Alameda», forma parte de la sección «Brasas», uno de los siete apartados en que Minerva Margarita Villarreal divide la antología. Villarreal seleccionó los poemas con fundamento en «asuntos vinculados a lo largo de la obra poética» de Vitale: palabra, celebración, jardín, vida, peligro, naturaleza, ser femenino. Profunda manera de acercarse a la luminosa y sombría poesía de Ida Vitale.
l Sobrevida. Antología poética, de Ida Vitale. era / uanl / Capilla Alfonsina, 2015.
Poesía en el futuro
El futuro en la poesía de Eduardo Milán se va resolviendo en cada poema. El proceso de escritura se evidencia en la lectura: la creación del poeta se activa desde la primera mirada, el pasado es motor del futuro a partir de la actividad presente de la lectura. Cada poema tiene un tiempo infinito: lo abstracto, la teoría, obtiene su carne, su cuerpo, en la realidad, en lo cotidiano, gracias a lo cual se relanza para comenzar de nuevo el proceso. El desencanto se vuelve canto, y cada canto aporta a la poética que se va haciendo, que se va: «Se me fue el poema / aunque salga a buscarlo por el campo / si aparece hay que escribirlo enseguida / no hay espera para una imagen que consiste en tres hilachas que uno une / teje, cosa de parca o tía»
l Oasis, no hacer, de Eduardo Milán. Fondo de Cultura Económica, 2016.
Cúmulo de violencia
La narración plasma lo que acontece en el interior del protagonista. En el exterior, lo que sucede es la vida cotidiana de una pareja, acciones en la casa de él cuando ella llega. Sólo el lector sabe lo que está pasando por la cabeza del personaje cuando él se mueve por su propiedad mientras ella y dos empleados sólo pueden ver. «La llegada», «En la cama», «El levantarse», «El baño» y «El desayuno» son los capítulos/escalones que nos llevan al cúmulo de la violencia en «La bronca», en la que el odio y el lenguaje se externan y alcanzan una intensa cumbre pocas veces vista en una novela breve. Perspectiva única, lenguaje desbordado, velocidad al límite. La experiencia es abrumadora y gozosa
l Un vaso de cólera, de Raduan Nassar
(trad. del portugués al español de Juan Pablo Villalobos). Sexto Piso, 2016.
A la altura de su asunto
Al mismo tiempo que es una tenaz e iluminadora incursión en la vida y en el tiempo de Bach, este «retrato» puede recorrerse como una de las mejores formas de lograr que la lectura profundice los sentidos de la música. Gardiner, para quien la figura del compositor ha sido fundamental a lo largo de su trayectoria —y quien es uno de sus intérpretes centrales en la actualidad—, emprendió este ensayo a sabiendas de que Bach ha sido una presencia elusiva y enigmática, y lo que consiguió ha sido devolver a esa presencia mucho de la humanidad que acaso le habían quitado su genio casi sobrenatural y su influjo ineludible y eterno. Es, por lo demás, un ensayo ricamente ilustrado y cuyo estilo está a la altura de la obra que lo inspira
l La música en el castillo del cielo, de John Eliot Gardiner. Acantilado, 2016.
A golpes
Tal vez no pudo ser de otro modo: al anunciarse que esta novela había ganado el Premio Mauricio Achar, el dato más asombroso era la juventud de su autora. Y esa sorpresa sería aún mayor para quienes se internaron en el vértigo de un lenguaje que no solamente da cuenta, con toda precisión, del mundo que narra, sino que además potencia la realidad descrita con un vigor inusitado y despliega su historia con aplomo y destreza. Es la historia de Liborio, un joven inmigrante que se abre paso a golpes por la incesante adversidad que representa ser quien es, estar donde está, querer lo que quiere. Es literatura vuelta vida, que hace justicia, con su rabia, al tiempo presente. Y es, qué duda cabe, alta literatura: originalísima
l Campeón gabacho, de Aura Xilonen. Mondadori, 2015.
Bajo (otro) volcán
Un escritor recibe la invitación a un homenaje que no sabe bien por qué le hacen. No sabe bien por qué, acepta; no sabe bien, tampoco, cómo ha llegado al punto en que se encuentra: en un exilio más terco que voluntario, a medio camino entre sus recuerdos y el futuro que ignora cómo imaginar. El fracaso conyugal o el literario son eso, fracasos, pero siempre hay motivos para buscar otros nuevos. Desarraigado, extraño para los demás (y, cada vez más, para sí mismo), vuela, pues, al lugar del homenaje. Hay un volcán a punto de estallar. Sólo que, al parecer, nadie sabe dónde está ese volcán. Naief Yehya, de vuelta en la novela, ha logrado una historia absolutamente absorbente, tan pronto hilarante como tristísima. Y, sin falla, fascinante.
Las cenizas y las cosas, de Naief Yehya. Literatura Random House, 2017.