VISITACIONES / Abeja. Hormigas. Araña / Jorge Esquinca

9:15
Salgo de mi cuarto y miro una abeja que agoniza sobre el mantel de la mesa. Sé que está muriendo ya que apenas puede moverse. Me acerco y la toco con el dedo índice de mi mano derecha. No vuela, ni siquiera lo intenta. Pienso que, aplastándola, podría evitarle esos últimos minutos. Que muera ya. Velozmente. Yo podría acabar con su pequeña agonía.

11:24
La abeja se ha desplazado unos milímetros, parece seguir luchando pero resulta evidente que está muriendo. Es una mañana soleada. Miro morir a una abeja en un día particularmente claro. Sufre, sin duda. Yo podría terminar con eso.

13:12
La abeja sigue ahí, se mueve muy poco.

23:37
Durante la tarde sopló el viento. La abeja ya no está en el mantel. La busco. Yace en el suelo, cerca de una maceta. Todavía se mueve. Decido entonces terminar con su pena.

23:45
Hormigas. Las había visto, desperdigadas. Ahora se reúnen en torno a la abeja muerta. Cada vez son más. Las observo con atención. Cada vez son más. Trabajan en torno a los restos. Algunas tocan a la abeja y se alejan. Otras se afanan. Entiendo que tratan de despegar a la abeja de la sustancia que derramó cuando la aplasté. Es alimento para la colonia.

24:27
Las hormigas (asquilines o asquiles: «hormiga doméstica pequeña») han logrado despegar el cadáver y comienzan a moverlo. Sólo seis de ellas lo llevan. Hacia algún recoveco en el laberinto de su colonia, supongo. Se diría que deben atravesar un inmenso territorio, pues el hormiguero no es visible en la terraza.

24:40
Durante mi observación, aun moviéndome cautelosamente alrededor de la abeja, pisé algunas hormigas. Una de ellas ha tomado el cadáver de su hermana muerta y lo lleva a cuestas. También es alimento. Sin embargo —y esto es lo que me perturba— no lo lleva en la misma dirección que las otras han tomado mientras cargan a la abeja. Ésta parece andar sin ton ni son, de aquí para allá, como si no supiera qué hacer con ese cuerpo. Tal vez era su amiga, pienso, tal vez maté a su mejor amiga. ¿Habrá amistad entre las hormigas?

1:00
Quiero saber hacia dónde van las portadoras de la abeja. Bajan con ella hacia una especie de canal que hay en la terraza. Siguen siendo seis, muchas otras llegan, tocan, se van. Hay una extraña agitación. De pronto, por el extremo opuesto del canal, entra una araña, negra. No es demasiado grande pero su aspecto amenazador me provoca un escalofrío. La puerta de mi cuarto está abierta y podría entrar. Su camino se cruza con las hormigas. Cuando se topa con una se estremece, pero no cambia el rumbo. Avanza. Y veloces llegan cada vez más hormigas. La enfrentan. Me doy cuenta de que la están atacando. Es una batalla. La araña gira, se tira sobre su lomo, patalea, se levanta. Las hormigas la están picando. Están inyectando su mínimo veneno en esa araña.

1:12
La araña ha quedado inmóvil, tal vez muerta. Boca arriba. Negra y muerta todavía luce amenazante. Llegan más hormigas, la circundan. Es una operación de ingeniería que requiere de cuantiosas obreras. Comienzan a cargarla. Se la llevan. ¿Dónde estará el hormiguero?.

 

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