Los periódicos dicen que eres dos cajetillas al día
con sabores diferentes como cigarros de souvenir: escape de autobús,
fruta podrida, humo amargo de lúpulo en hervor, basura y plástico quemado
edición limitada de ceniza caída
*
Cubres la ciudad como
los asteriscos ocultan la i y la ie
de chingar y de mierda
como los bikinis esconden los pezones
en la orilla de la carretera un cuerpo
cubierto por una cobija blanca
*
Los indicadores de smog como las advertencias de mar revuelto en la playa:
si son rojas, quédate adentro; si son anaranjadas, avanza;
si son amarillas, deportes ligeros; si son verdes, todo bien
nunca están verdes
*
cerilla gris,
moco veteado de negro
Cuarta Tenochtitlan
Sobre el valle aullante de
la garganta de algún dios: el aliento
tibio y maloliente cerveza de alto lúpulo
y aguardiente en botella de plástico
por la noche café quemado y diesel
por la mañana nada más que
la boca seca de hambre
durante el día
*
Sus nebulosas de insectos
fieras que sobreviven al repelente de insectos
con picos y alas más gruesas
que el vidrio sus piernas
no son vello de pestañas sus ojos
no son de puntas de alfiler
nebulosas, galaxias de escarabajos
una colonia de cucarachas en
la estufa de hierro
*
Un continente de aeronautas velludos
flota sobre la ciudad la ciudad tectónica
se desplaza como una placa inquieta
empujando a sus vecinos en busca de espacio
pero el vello a pesar de su pelusa
pesa más que el plomo pero el
vello se adhiere a la ciudad como cemento
*
Los ojos verdes de un monstruoso
carnicero protegen los bordes del
resumidero su cuchillo no tiene filo pero
todavía lo usa con vigor corta
con un chillido y un flamazo como un disparo
como si acosara cadáveres bovinos
desde un escondite de caza y su boca se queda
silenciosa
*
Pasa un avión en la noche parecen
joyas en un hilo invisible
que descienden al largo
entumecimiento la risa hueca
de los viejos amigos los niños que
en las esquinas hacen gárgaras con
gasolina para ganar suficientes
monedas para comer algo
*
La jaula de los cóndores está cercada
con picos volcánicos
se alimentan de la carroña
tirada en la calle: carne de perro,
carne de cabra, gallinas y liebres
sacrificados a los ricos a las
llantas de los automóviles desechados