Adi Nes, como todos los jóvenes israelíes, cursó los tres años obligatorios de educación marcial. Eso le permitió conocer de primera mano el flujo homoerótico que subyace en la vida castrense y captar la cotidianidad de una sociedad que vive en una zona de permanente conflicto.
Su padre, iraní, y su madre, kurda, inmigraron a Israel en los años cincuenta. Ella era bibliotecaria, por lo que, desde pequeño, Adi Nes tuvo una relación cercana con los libros, entre ellos los clásicos griegos. En esas lecturas él encontraba un homoerotismo latente, un sentimiento que los griegos llamaban «amistad». «En mi imaginación, la amistad siempre era algo más», confesó en una entrevista.
El homoerotismo era patente en la mitología griega, y así ahora está presente en sus fotografías.
En su libro Ante el dolor de los demás, Susan Sontag hace un recuento de las guerras que, al ser registradas por la fotografía, permanecen en la memoria colectiva. Al hablar del trabajo de un fotógrafo que fue enviado a la guerra de Crimea, Sontag dice que, por las limitaciones propias de los primeros años de la fotografía, únicamente se podía mostrar «a los oficiales británicos departiendo al aire libre o a los soldados rasos ocupándose del mantenimiento de los cañones sólo después de pedirles que se pusieran de pie o se sentaran juntos, siguiendo sus indicaciones [del fotógrafo], y se quedaran quietos». Es decir, por más que deseara estar en el frente de guerra, el fotógrafo se limitaba a tomar la vida militar que se daba en los cuarteles. En su caso, Adi Nes, con un gesto subversivo, ha vuelto al cuartel para mostrar los ritos de fraternidad y de camaradería viril, no exentos de muestras de afecto.
En la serie de fotos que apareció en la edición masculina de la revista Vogue, Adi Nes utiliza composiciones clásicas de la pintura renacentista: La última cena de Da Vinci, La muerte de Marat de Jacques-Louis David, La balsa de la Medusa de Géricault y la Piedad de Miguel Ángel; pero también una célebre fotografía que apareció en la portada del número de junio de 1967 de la revista Life: después de la Guerra de los Seis Días, un triunfante soldado israelí es captado cuando sostiene en una mano un rifle Kalashnikov automático, mientras emerge de las aguas del Canal de Suez.
La foto «se volvió el símbolo de la fortaleza del victorioso conquistador israelí», dice el poeta Ilan Sheinfeld. Adi Nes sabe que, desde entonces, el ejército es una institución fundamental del Estado de Israel y que la vida está marcada por esta circunstancia.
Sergio Téllez-Pon
Imágenes cortesía del artista
y de Jack Shainman Gallery, Nueva York
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