(Mexicali, 1972). En 2020 se publicó en Roma la antología de su obra Luce sotto le pietre (Fili d’Aquilone).
Cómo decir los colores que aún no tienen nombre, los matices inéditos que el sol funde y olvida en tus ojos atentos. Contemplas lo inmutable con azoro; no es la medalla fiel de la rutina o el gusto de saber lo que posees otra vez donde mismo, no la ciencia de mirar distinto lo que no cambia ni se desplaza. Es lo de afuera, lo que no está en ti, el lienzo mineral erguido a solas en la gruta polar de la penumbra; lo que no ostentas, aquello que se ofrece de otro modo y hace la diferencia embriagando la espera de interrogación y maravilla. Renuncia al paradigma y conserva su lustre, la piel de las variantes. El vitral seguirá ahí, pero el fulgor no siempre volverá de igual suerte a atravesarlo para imprimir en la retina un firmamento de nuevos esmaltes que no podrás nombrar.