Si tan sólo el cuerpo se volviera árbol.
Qué esperamos más que
risas verdes, muy satisfactorias.
Por ser amigo de la gentil brisa
se puede enviar cartas de amor a las nubes.
Por componer canciones verdes a lo largo del día
se puede organizar conciertos al anochecer.
Ahorrar algunos rayos de sol
puede generar calor
incluso cuando soplan vientos helados;
con raíces de saris doblados, firmes en el suelo
se puede mojar bajo la lluvia como una jovencita.
Para describir nuestra belleza
se puede invitar a los poetas prabandha de nuevo.
Y si el otoño de dos meses comienza
tenemos tiempo de cambiar de vestido
ya que aún es el ensayo de las canciones de primavera.
¿Sirven los humanos parados
entre la tierra y el cielo?
Haciendo correr la sangre de otro humano,
rompiendo los huesos de compañeros humanos:
quién se mantuvo como epítome
de sacrificio sino el árbol.
Para quitar las impurezas,
tendremos que nacer como plantas.
Del suelo deberemos emerger
con mil brazos.
Hasta que la tierra florezca con verdor
las semillas serán sembradas en cada humano.
Deberemos ser modelo de montaña verde.
Versión de Víctor Ortiz Partida, a partir de la versión
del telugu al inglés de K. Damodar Rao.