Pareciera que el escribir me despoja de mi propio ser; que es una modalidad de segunda mano de la comunicación; una transcripción pálida y mecánica del lenguaje, y, por lo tanto, a cierta distancia de mi conciencia.
Engelton, 1998
En el año 2006, surge en internet un fenómeno que se ha convertido, al día de hoy, en el medio de comunicación más barato, imprevisible y asociativo de la internet: Twitter. Esta red social nace, según su propio creador, como medio de “información en tiempo real que permite conectarte a lo que encuentras interesante” . La información circula a través de pequeños espacios comunicativos que se denominan tweets, la extensión de ellos tiene como límite descriptivo 140 caracteres, por lo que el reto es contar mucho en pocas palabras. Siguiendo esta regla, el escritor Alberto Chimal ha sugerido que a esta plataforma social se la puede utilizar como medio de creación literaria, en un ejercicio al que denominan tuiteratura.
Encontrar una definición para la tuiteratura es una empresa complicada sobre todo porque el concepto manejado por algunos escritores españoles y latinoamericanos se puede confundir –a pesar de sus enormes diferencias– con el término empleado por los estudiantes norteamericanos Alexander Aciman y Emmet Resi, quienes aseguran que, en la era de la internet, leer a los literatos clásicos pasando largas horas frente al papel ya no es funcional, sobre todo por el agitado ritmo de vida actual. En este sentido, proponen comprimir las novelas clásicas en tan solo 20 tweets, en una especie de ultrarresumen literario al que identifican con el nombre de Twitterature. Con este ejercicio se pretende dar una respuesta adecuada a la demanda de inmediatez informativa de la sociedad, de tal manera que cualquier persona con cargas personales, profesionales o familiares diversas tenga la posibilidad de leer en pocos tweets obras como La Divina Comedia. De entre los problemas que se vislumbran ante práctica como ésta, se destaca el hecho del aniquilamiento del sentido literario de la obra puesto que una lectura literaria para disfrutarse y comprender el sentido final de su autor, necesariamente debe ser leía en su totalidad. En 20 tweets de 140 letras se reduce casi totalmente la posibilidad de aprehensión, imaginación y, sobre todo, de diálogo entre el autor y el lector, relación que debe existir en cualquier trabajo de este tipo.
Entonces, tuiteratura y Twitterature se convierten en conceptos homónimos, su diferencia radical se basa en el contenido de sus tuits ya que la primera fomenta la creación literaria mientras que la segunda tan solo funciona como un resumen sobre el cual se cortan y pegan partes dentro del espacio de 140 caracteres.
Con el fin de analizar este naciente fenómeno cibernético-literario nos disponemos a utilizar primero las herramientas teóricas del postestructuralismo, bajo el supuesto de que la tuiteratura puede tener semejanzas con esta corriente literaria. Si recordamos, la teoría postestructuralista rompe con el estructuralismo literario al asegurar que el texto es una urdimbre de significados que nos remiten a significantes que producen más significados, en un ejercicio circular e interminable. Con esta idea, se da un nuevo giro al estudio de lo que la literatura considera como su esencia señalando, en voz de Paul De Man, que “todo lenguaje, es intrínsecamente metafísico, trabaja a base de tropos y figuras, y es un error creer que cualquier lenguaje es literalmente literal” (Eagleton: 175).
Si bien el postestructuralismo alberga corrientes como el New Criticism y el Nuevo Historicismo, que son reflejo de los tiempos socioculturales de una época determinada, no quiere decir de facto que se pueda considerar que el fenómeno de la tuiteratura es posiblemente un ejemplo de lo que los preceptos postestructuralistas señalan, aunque sí podemos al menos echar un vistazo a ambas para asegurarnos de que existen grandes similitudes ideológicas y teóricas que inciden directamente en el uso del lenguaje y la proyección literaria del mismo.
La literatura para los postestructuralistas.
La literatura, según Lotman, es una muestra de cualquier texto verbal que, dentro de los límites de una cultura dada, tiene un objetivo estético (Lotman, 1976). En un contexto sociocultural específico, la literatura cumple una función ritual en la que el receptor encuentra, filtrada a través de la impresión estética que produce el texto, una profunda experiencia del mundo que se le comunica al asumir en la obra, ciertos modelos ideológicos en un contexto histórico especifico y en el que son empleados. Así, lo que permea dentro del concepto de literatura es su capacidad de transformación y adaptación a las circunstancias sociohistóricas en las que se desarrolla.
El concepto postestructuralista de literatura responde a una forma de expresión con un contexto cultural e histórico específico, que puede o no estar medido bajo estructuras típicas de la lengua. En este sentido, los postestructuralistas sostienen que el lenguaje se construye a través del lenguaje mismo. Así, en el entendido de que todo forma parte de todo, el lenguaje verbal se complementa con el no verbal y viceversa. En el caso de la tuiteratura, se presenta este fenómeno; con una estructura gramatical de 140 caracteres, se debe por fuerza apelar a la imaginación del lector y utilizarla como complemento al corto mensaje escrito a fin de que en conjunto, mensaje e imaginación, actúen en consecuencia y logren penetrar la esfera del lector, quien finalmente le da el sentido que más atienda a su contexto específico.
Otra de las propuestas teóricas del postestructuralismo tiene que ver con la denominada por Barthes “muerte del autor”. En la literatura, hasta hace apenas pocos años se había considerado al autor como eje central de la producción discursiva. El autor reflejaba en la obra su historia, sus gustos y pasiones, el lector simplemente se convertía en un intérprete de este sentido. A principios de los años sesenta, en pleno auge del postestructuralismo y el deconstructivismo, el autor en la literatura deja de ser considerado el punto de referencia para la acción hermenéutica.
Barthes (1987), teórico postestructuralista, rebate la creencia de que la explicación de las obras, su sentido final y propósito, deba ser buscado y encontrado dentro de la persona que la ha producido, asegurando que la “muerte” del autor es benéfica para la escritura puesto que con ella se devuelve la importancia arrebatada al lector, quien toma el primer plano literario al ser él quien entiende la duplicidad de las palabras del texto, las hace suyas, las interpreta conforme a su cultura y contexto y les da un sentido y significado específico.
Julia Kristeva, otra teórica del lenguaje, considera que el lenguaje literario se caracteriza por un diálogo entre las tres fuentes que conforman la escritura: el escritor, el destinatario (lector) y el contexto cultural en el que se desenvuelve el texto y que le da vida. Por otro lado, habla de un cruce de superficies textuales que retoma de Bajtín, y que conocemos como intertextualidad, basándose en la idea de que “todo texto es absorción y transformación de otro texto” (Kristeva, 2001:191). En cuanto a la ambivalencia, se refiere a la inserción de la historia social en el texto y del texto en la historia (Kristeva, 2001:200), lo que refuerza la estructura dialógica entre el escritor, el lector y el contexto. Se presenta entonces la posibilidad real de que la palabra emitida por el autor sea utilizada por el otro (el lector), quien le otorga un sentido según su conciencia cultural y ámbito referencial próximo.
Finalmente, Foucault, postestructuralista y deconstructivista, también señala la importancia de la vida social en la conformación y solidificación del poder, así como la manera en que se va configurando el lenguaje a través de las estructuras establecidas, utilizando un discurso que se modifica en forma constante para adaptarse al tiempo y al contexto sociocultural. Si el lenguaje se adapta al tiempo y a circunstancias dadas, la tuiteratura es un reflejo de la adaptabilidad, en la que el lenguaje busca un reducto para su comunicación utilizando un medio que proporciona inmediatez y se adecua a las necesidades del mundo globalizado en el que vivimos.
El escritor Alberto Chimal considera que el término tuiteratura “es un pequeño juego de palabras: simplemente, un nombre que se le ha dado a la literatura escrita en la red social Twitter”.
La tuiteratura se concibe como un medio de creación literaria y tiene como rasgo central la contundencia y la capacidad evocativa del mensaje puesto que, como ya dijimos, se compone de tuits de 140 caracteres. En este reducido espacio se debe trasmitir un mensaje estético que sea preciso y trascendente a fin de ser captado por más de uno, entre los millones de usuarios de la red. Para el escritor, la palabra tuiteratura “representa un conjunto de posibilidades de escribir y de leer en Twitter, como una experiencia distinta de otras fuera y hasta dentro de internet”.
beatriz_reyes Ana Beatriz Reyes
(Como que hoy no sé, siento la piel viva…) Es mucho más perverso que yo el sol cuando te mira. #Twitteratura
23 Apr Favorito Retwittear Responder
Esta breve manera de contar una historia, transmitir un mensaje estético, tiene, como vemos, la regla fundamental de la concisión, tal como sucede con los poemas japoneses denominados haikus, que bajo una estructura estética muy breve generan poesía. El escritor José Gordon a propósito señala: “hay casi una habilidad matemática al ceñir al pensamiento, al ajustarlo hasta que pueda arrojar la máxima sustancia posible y esto creo que abre las puertas al micro ensayo, a la twitteratura, de los tiempos del siglo XXI”.
Según Eagleton, “no existe en el lenguaje un armonioso conjunto de correspondencias –que vayan de uno en uno– entre el nivel de los significantes y el de los significados” (Eagleton, 1983: 155). La tuiteratura revela la multiplicidad de significados que evoca cada significante y, aunque existe la limitante espacial de 140 palabras por tuit, esas pocas letras son tan capaces, como cualquier texto literario amplio, de evocar cientos de significados cada vez que el lector se apropia de la palabra y la traduce según el contexto específico en el que se desenvuelve; así los significantes se transforman en significados una y otra vez, evidenciando la imposibilidad de encerrar el significado en un puño con lo que se demuestra que el lenguaje es un proceso temporal cuyo escaparate (en este caso) es el sistema de Twitter, donde los mensajes fluyen vertiginosamente y los tuits se suceden unos a otros sufriendo, en muchos casos, el olvido hasta de su propio creador a no ser que el mensaje trascienda y logre que cada signo en la cadena del significado se una a todo lo demás para formar una urdimbre compleja que nunca se agota (Eagleton, 1983: 156).
Para Barthes, la escritura es ese lugar neutro, compuesto, oblicuo, al que van a parar nuestro sujeto, el blanco y negro en donde acaba por perderse toda identidad, comenzando por la propia identidad del cuerpo que escribe (Barthes, 1987: 65). La tuiteratura, cuyo componente principal es la escritura, acaba por reafirmar la pérdida de identidad del que escribe, pues en cada tuit el escritor no pretende ser el objeto de estudio para entender su obra (tuits), sino que la obra encierra por sí misma un significado que le toca al lector interpretar al asignarle, según su contexto, un sentido. Así mismo, para el autor deconstructivista no hay principio ni fin, ni secuencias que no puedan dar marcha atrás, ni jerarquía de “niveles” textuales que nos indiquen lo que es más significativo o menos significativo (Engleton, 1983: 167); los tuits literarios pueden ser corregidos, aumentados, eliminados, reconstruidos, hasta que su autor esté conforme con el resultado de su mensaje. El ensayo/error es otra de las posibilidades características de este género y su funcionamiento coincide con la idea de Barthes sobre la imposibilidad de establecer jerarquías textuales. Un tuit literario nunca puede ser definitivo, siempre tendrá la oportunidad de mutar y desarrollarse, nunca es estable, tal como lo sugiere el lenguaje mismo.
La tuiteratura es un fenómeno literario que ya ha dado frutos concisos. El escritor mexicano Alberto Chimal (2010) ha publicado un libro que tituló 83 novelas sobre el cual asegura que “no son novelas, en efecto, en el sentido convencional del término. Ninguna mide más que unos pocos renglones pero esto significa que se atienen al significado original de la palabra, que proviene del italiano de hace muchos siglos: novella era una nota pequeña, una noticita, un aviso breve” (1, 2010). De entre sus novelas tuiterarias rescatamos la siguiente:
PARA QUÉ 8
Hace un segundo estas palabras no existían. Ahora, atención: dejarán de existir en
3,
2,
1,
Conclusiones
La idea de que con los tuits se puedan crear obras literarias del calibre del microrrelato de Monterroso: El dinosaurio (en donde es precisamente la escases de sus letras y la forma en que están dispuestas, lo que logra en el lector varias reacciones significativas contribuyendo a la multiplicidad de sentidos referida por los postestructuralistas), es una realidad que crece a la par de la red social que le dio vida. Recientemente, en el Palacio de Bellas Artes se dio el primer congreso sobre tuiteratura, titulado 140 caracteres,en donde escritores como José Gordon, Beatriz Reyes, Alberto Ruy, entre otros, hablaron sobre este fenómeno. Durante este congreso, los tuiteros pudimos interactuar y seguir lo que ahí se discutía a través del hashtag #140cc.
A pesar de las duras críticas sobre todo en el sentido de que cualquier persona puede sentirse escritor por unos segundos además de los que se oponen al fenómeno argumentando una violación a los derechos de autor y la imperiosa necesidad de preservar la manera tradicional de leer ; el Twitter y la Tuiteratura se están posicionando cada vez con mayor fuerza entre los usuarios, es decir, entre la sociedad, prueba de ello el concurso de creación tuiteraria lanzado por el portal Hipermédula el cual fue seguido virtualmente en Twitter y cuyo ganador logro captar en su tuit la esencia de lo que el servicio es, de una manera estética, es decir, literaria :
Esta es la breve historia de un tweet que bajó y bajó por la pantalla hasta que desapareció.
Por otro lado, debemos señalar que la tuiteratura está fomentando entre los usuarios de distintas nacionalidades, edades e ideologías la creación literaria hecho que definitivamente a la larga enriquecerá y diversificará el uso de la red al utilizar al Twitter como escaparate de los pensamientos estéticos logrando además, convertir al lector -visto generalmente como consumidor de las obras literarias- en productor de textos que como bien señala Eagleton (2002).
Finalmente, nos gustaría señalar que la tuiteratura no es una nueva corriente en el sentido estricto del término, simplemente porque no todos los que escriben en Twitter escriben lo mismo. Por otra parte, así como algunos movimientos reconocibles han tenido técnicas, herramientas y medios favoritos (como el collage surrealista, por ejemplo), así no es imposible que pueda surgir algún movimiento que se base en Twitter de una manera muy particular y memorable. La tuiteratura es producto del contexto simplemente porque la herramienta es parte de ese contexto. El fenómeno tuiterario todavía tiene mucho que aportar a la literatura.
Bibliografía
Sobre el postestructuralismo
Asensi, Manuel. 1990. “Estudio introductorio: crítica límite/El límite de la crítica”, en Teoría literaria y deconstrucción, 9-38. Madrid: Arco Libros.
Barthes, Roland. 1987. “La muerte del autor”, El susurro del lenguaje: más allá de la palabra y la escritura, pp. 65-71.Barcelona: Paidós.
Culler, Jonathan. 1987. “La crítica postestructuralista”, Criterios 21/24, pp. 33-43. La Habana.
Eagleton, Terry. 2002. “El postestructuralismo”, Una introducción a la teoría literaria, pp.155-181. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica.
Kristeva, Julia. 2001. “La palabra, el diálogo y la novela”, Semiótica 1, pp. 187-208 (fecha de publicación 1969).
Rodríguez Salas, Gerardo. 2009. “Introducción: sujeto, lenguaje y postestructuralismo”, Katherine Mansfield, el posmodernismo incipiente de una modernista renegada. Madrid: Verbum.
Sobre tuiteratura
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Rosman, Katherine. Febrero de 2011. “Here, Tweeting Is a Class Requirement”, Wall Street Journal, 257(55). Burgos. Disponible en: http://rpitesm.itesm.mx/ebsco-web/ehost/detail?sid=db367d90-21d5-4706-aa70- .
Mañana, Carmen. 31 de mayo de 2010. “Quedamos en Twitter para leer. La red social convierte en globales y masivos los clubes de lectura”, El País. Disponible en: http://www.elpais.com/articulo/Tendencias/Quedamos/Twitter/leer/elpepitdc/ 20100531elpepitdc_1/Tes.
“Literatura a trinos. Cultura y medios”. Marzo de 2011. Mural. Disponible en: http://www.arts-history.mx/cultura_noticias/nota.php?id=3532407.
Martínez Chimal, Mauricio Alberto. (2010). 83 novelas. Disponible en: http://www.lashistorias.com.mx/descarga/83_novelas.pdf
Tarifeño, Leonardo. Viernes 1 de octubre de 2010. Escrito en Twitter. “Cómo con un límite de 140 caracteres se pueden abrir nuevas posibilidades para la creación literaria”. La Nación (ADN Cultura). Disponible en: www.lanacion.com.ar©.
www.wired.com/epicenter/2010/03/one-book-one-twitter/
Notas
Véase: http://twitter.com/about
“Literatura a trinos. Cultura y medios”. Marzo de 2011. Mural. Disponible en: http://www.arts-history.mx/cultura_noticias/nota.php?id=3532407.
Referencia extraída de la entrevista con Alberto Chimal sobre el tema Tuiteratura. 14 de marzo 2011.
Véase: http://www.literatura.bellasartes.gob.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=920;define-jose-gordon-a-los-tweets-literarios-como-los-haikus-contemporaneos&catid=121;boletines&Itemid=89
Versión disponible en forma gratuita en: http://www.lashistorias.com.mx/descarga/83_novelas.pdf
“Literatura a trinos. Cultura y medios”. Marzo de 2011. Mural. Disponible en: http://www.arts-history.mx/cultura_noticias/nota.php?id=3532407.