(Pasighat, India, 1957). Su más reciente libro es Escaping the Land (Speaking Tiger Books, 2021).
Siguiendo la tradición de los chamanes oradores, la palabra hablada y las palabras fueron los primeros viajeros que conjuraron las visiones de nacimiento y creación y mundos de canto en la existencia.
En la ausencia de un sistema de escritura, las palabras eran el medio para explicar los fenómenos celestes, y un medio para proteger y nutrir a una comunidad al abrigo de historias transmitidas de generación en generación. Las palabras tienen poder. Las palabras pueden detener el reloj. Las palabras pueden prever el futuro.
1. La llegada de la muerte Desde la llegada de la muerte Las lágrimas ciegan nuestros ojos cuando enterramos a los muertos. Esta sal fue dada con un puñado de tierra de un avispón que lloraba sobre la tumba de sus hijos, mezclado con el dulce canto de un pájaro que lloraba después de que una tormenta rompiera su nido. Ésta debe ser la senda de las lágrimas que dice lo que no se puede decir, que vierte nuestro amor en una tierra acostada tan hermosa en cortinas y pliegues ofreciendo amor, sueño, descanso. Hoy, mañana: brillante, contenida, moldeada en una gota para mostrarnos la verdad sobre quiénes somos, Nuestros corazones nunca fueron de piedra. 2. Encontrar el camino Nos comimos las palabras. Teníamos hambre. Nos comimos las palabras. En la caverna de nuestros ancestros bebíamos el vino del ritual, rociábamos sangre en el suelo. Quién sabe si llovía o nevaba —enredados en un mito encontrar el camino era difícil cuando nos tragábamos el amanecer y el atardecer. Todas las palabras fueron comidas. ¿Cuáles eran las palabras, qué estaba escrito? En un sueño, el gran cazador pronunció un discurso. Vengan, dijo, dejemos este tormento de tinieblas, agua y niebla, y cantemos para el río que fluye hacia el este. Eterno en el camino salvaje que seguimos llevando el viento y las aguas, el cielo volador, y el ciervo en el horizonte que baila entre las estrellas. Mañana —¿llegaríamos a mañana? Desde la caverna de nuestros ancestros el vacío continúa llenándose. Las letras de la tierra y el cielo escritas en el contorno de las colinas: una semilla de sol en la columna vertebral, la tenacidad de la hierba; la fuerza de la raíz y la fragancia de las cosas pasajeras, el propósito de cultivar los granos y el barro vivo alimentando el aliento con fuego y huesos en el silencio de nuestras colinas, la furia de nuestros cielos. 3. La hora de la libertad Fui al bosque para encontrar la flecha escondida, la flecha recta como un rayo de sol. Con ella estaría armado de por vida. ¿Quién robó a mi hijo? ¿Quién colocó esta tristeza de colores robados en el refugio de mi regazo? Los árboles silvestres brotaron. La montaña dio un paso atrás. Durante mil años arrastré una red tamizando los escombros que se aferraban a las profundidades [del agua observando la noche enredada con el amanecer. ¿Quién heredará el mañana? El infierno es una puerta cerrada que nos niega el refugio de las palabras y el significado. La palabra, cuando fue pronunciada por primera vez, significaba [todo. Una chispa avivada por el ala del cielo convirtiendo la forma del silencio en un latido, canción, esperanza. Sobre todo: esperanza, querer lo que queremos, aunque fuera una caída en el duro camino de los ángeles y los demonios y la embriaguez del fuego. Hay barreras entre los vivos y los muertos. A veces el velo es transparente. Un día nos volveremos a reconocer. Allí: amigo mío de sonrisa fácil, de cara tranquila, el misterio de tu presencia que otorga esperanza, iluminación. La tierra nos habla cuando estamos de duelo: Pasado presente futuro, el conjunto sagrado de tres. Agua cielo tierra. Restauraré la vida de tu pulso decaído, tomaré tu mano y te enseñaré a soportar el dolor. Lágrimas —éste debe ser el camino de las lágrimas, este flujo y reflujo tirando de mi corazón. Unas gotas salinas mezcladas en el eterno batir de las aguas. A través del cielo el humo está ondeando, una flor cae sobre una vieja lápida. Los avispones están desgarrando sus corazones ardiendo en el sol amarillo. Un pájaro se posa en mi hombro, llorando. Un canto de vuelo flota sobre el valle.
Versión del inglés de Víctor Ortiz Partida.
1. The coming of death
Since the coming of death / Tears blind our eyes when we bury the dead. / This salt was given / with a handful of earth from a hornet / weeping over the grave of her children, / mixed with the sweet song of a bird / weeping after a storm broke her nest. // This must be the path of tears / saying what cannot be told, / Pouring our love on a land / lying so beautiful in drapes and folds / offering love, sleep, rest. // Today, tomorrow: shining, contained, / moulded in a drop to show us / the truth of who we are, / Our hearts were never made of stone.
2. Finding the Way
We ate the words. We were hungry. / We ate the words. // In the cave of our ancestors / we drank the wine of ritual, / sprinkled blood on the ground. / Who knows if it rained or snowed —, / entangled in a myth / finding the way was hard / when we swallowed the sunrise and the sunset. // All the words were eaten. / What were the words, what was written? // In a dream the great hunter made a speech. / Come, he said, let us leave this torment of darkness / water and mist, / and sing for the river flowing east. / Undying on the wild way we followed / carrying the wind and waters, / the flying sky, / and the stag on the horizon / dancing among the stars. // Tomorrow — / would we reach tomorrow? // From the cave of our ancestors / the void continues to fill. / The letters of earth and sky / written in the outline of the hills: / a sun seed in the backbone, / the tenacity of grass; / root strength / and the fragrance of fleeting things, / the purpose of growing corn / and living mud / feeding breath with fire and bones / in the silence of our hills, the fury of our skies.
3. The hour of freedom
I went to the forest to find the hidden arrow, / the arrow straight as a sunbeam. / With this I would be armed for life. // Who stole my child? / Who placed this sadness of stolen colours / in the shelter of my lap? // The wild trees sprang up. / The mountain stepped back. / For a thousand years I dragged a net / sieving debris clinging to the depths of water / watching the night tangled with the dawn. / Who will inherit tomorrow? // Hell is a closed door denying us / the shelter of words and meaning. // The word, when it was first uttered, meant everything. / A spark fanned by the wing of sky / breaking the shape of silence / into a heartbeat, song, hope. / Most of all——— hope, / to want what we want, even though it was a falling / into the hard road of angels and demons / and the intoxication of fire. // There are barriers between the living and the dead. / Sometimes the veil is transparent. / One day we will recognize each other again. / There—my friend with the ready smile, the quiet face, / the mystery of your presence granting hope, illumination. / The land speaks to us when we are grieving: // Past present future, the holy bundle of three. / Earth sky water. / I will restore the life of your failing pulse, / hold your hand, and teach you to bear grief. // Tears— / This must be the path of tears, / this ebb and flow tugging at my heart. / A few saline drops / mixed in the ageless churning of the waters. // Across the sky smoke is billowing, / a flower falls on an old gravestone. / The hornets are tearing their hearts / burning in the yellow sun. / A bird sits on my shoulder, weeping. / A song of flying is floating over the valley.