Tres películas infames que vi cuando era niño / Gustavo Ogarrio

Todas las leyendas, todas las mitologías
y todos los mitos, todos los fundadores de religión,
incluso todas las religiones…
esperan su resurrección en la pantalla,
y los héroes se apiñan ante los portones.
Abel Gance

 

operación dragón

todo está preparado, bruce
para que comience tu danza memorable con los espejos
y tu enemigo de la garra de acero gire sobre el epicentro de su propia
[muerte
crucificado por los latigazos que salen de tus puños y piernas

todo está listo
para que en esta oscuridad rota por los chispazos de luz que se filtran
por el techo de goteras y de tejas traicioneras
tu arte cinematográfico de gato invencible
conquiste de una vez por todas la penumbra del cine tlalpan

risas inoportunas, eructos con sabor a huevo que animan la espera
paredes quebradas, silencios de multitud
y esta atmósfera dominada por un tufillo a orines concentrados
todo dispuesto para escuchar de tu esqueleto trabado de músculos alguna
[revelación,
por ejemplo: «el arte de luchar sin luchar»
filosofía instantánea que se desprende del hachazo multicolor en los ojos
bruce lee, kato o el gran jefe de hong kong,
siempre tan solo en tus cruzadas contra el mal,
tan felino en la imagen monumental de la pantalla roída por los años
saltando y rugiendo en un mundo que todavía no empieza a derrumbarse
me refiero a este presente infinito que lánguido estalla
mientras tú cruzas en el barco de grillos astutos
hacia la isla de tinieblas y de esa mujer hermosa caminando por tu espalda

entierro de mitologías recién aprendidas
testamentos de palabras entusiasmadas por la fama y por las preguntas del [maestro shaolín:
«¿en qué piensas cuando te enfrentas al adversario? que no hay adversario
[¿por qué es así?
porque la palabra yo no existe»

cuánta razón de jueves por la tarde tenías, bruce
el yo no existe
y menos en esta nostalgia inservible que ya cansada
te refundirá en el centro del olvido
para traicionar tu final de dragón melodramático
de boxeador chino alabado por las masas
con la dama muerta y los peleadores inverosímiles
hartos ya de escenografías turbulentas

mientras te distraes en la culminación melancólica de tu gloria
y miras a los helicópteros que vienen al rescate
yo te digo, como una maldición, como una venganza sin combates
hasta nunca, entrañable bruce, cocina del estereotipo
dragón chino versus occidente, conspirador de multitudes estupefactas

déjame caminar por última vez de regreso a casa
para distorsionar con mis charlas infantiles tus escenas infames
y fumarme el primer cigarrillo de esta tarde imposible de jueves de 1983
donde sólo cabes tú y tus tristes batallas contra la muerte

 

mad max

hay pantallas que estallan mientras el desierto posterior al apocalipsis
[nuclear
es el paisaje en el que el viejo max ronronea con su herida pasajera en la
[pierna
hay pantallas que se abren como pétalos gigantescos al público estupefacto
pantallas casi metafísicas
que vienen de otras pantallas prehistóricas
y que alguna vez lo fueron todo en la oscuridad del cine jalisco

estoy hablando de tomar el pesero vacío al pie de los viveros de coyoacán
hasta la avenida revolución y entre risas, silencios e imberbes traiciones
bajar cerca del parque lira para caminar por las calles estrechas y puntiagudas
listas para que javier, el carranclán y el de la voz
simulen la mayoría de edad ante los cadeneros del gran recinto

todos sabemos que el jalisco deja en reposo su mirada disciplinaria
y los niños temerosos dan por hecho que esa tarde serán adultos ficticios
y ahí está max
joven, australiano y taciturno
envuelto en el cuero negro del heroísmo
volteando hacia nosotros
con su futuro de humanidad derrotada
de buscador de petróleo

él no sabe que estamos aquí congregados
para negarle todas nuestras simpatías
para entristecernos mejor cuando su amigo el ganso
muere carbonizado y nos regala su estampa última de ojos claros
poseídos por el amoniaco del más allá

no sabe que en esta asamblea de alfileres negros
desperdigados en la oscuridad al pie de la pantalla
hemos sido llamados para saber lo que es el tiempo
y entregarle al olvido esta tarde de función doble:
mad max i y mad max ii… mad max ix veces hablaremos de ti
de los ojos desorbitados del perro mohicano en moto
sacándose la flecha de la pierna
con el dolor domesticado por el grito

nunca más volveremos a creer que fuiste arrebatado
de un futuro de armonía familiar
no te hagas el inocente, el héroe sin compromiso, max
que tú también odiaste y creciste al ritmo de los venenos del mundo

te dejamos en tu desierto de acciones vertiginosas
y de persecuciones inverosímiles
te regalamos esta lápida de desolaciones milenarias
consumadas en la oscuridad del jalisco

 

los diez mandamientos

moisés nos quiere amarrar a la butaca
con sus cuatro horas de delirio bíblico
debería decir
charlton heston con sus barbas postizas y su inocultable furia
[norteamericana
envuelve los minutos, las horas y los siglos en palabras
que como halcones insaciables son dobladas al español
«no puedes quebrantar el fuego de dios»
«¡reúnan a sus familias y rebaños, debemos partir ya! ¿adónde?
¿a ahogarnos en el mar?..
¡mirad, ésta es la mano de dios!»
los vientos celestiales abren el mar rojo
la escena sagrada se desborda sobre las almas infantiles
y muchos siglos después sabremos que ramsés ii era yul brynner
«¿quién se opondrá al poder de dios?»
el mar rojo cayendo a mansalva sobre los caballos egipcios.

 

 

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