Todo ángel es terrible

Andrea Lizbeth Guzmán Lima

Tepatitlán de Morelos, Jalisco, 1995. Estudiante de la maestría en Estudios de Literatura Mexicana del CUSCH. Ganadora del XIII Concurso Literario Luvina Joven en la categoría Luvinaria / Poesía.

Así que, cuando morimos,
descansamos.

Jorge Manrique


Hoy mi abuela dejó colgada la tristeza
en su patio, tendida como una media recién lavada.
El tejido nonagenario de sus manos
pasó a ser un leve murmullo que recorre
las palmas de mi padre.
Pasó de oración a susurro que alimenta
las raíces de su jardín.

Ayer mi abuela fue tierra fértil,
mañana será la tesis del ángel cruel
que siempre se comprueba.
Todo termina y todo inicia de nuevo.
El hambre, el sueño, la muerte.
Las ansias por despertar.
¿Dónde está el café en la mesa?
¿También volverá?


De niña jugaba a encontrar tesoros en esa casa,
boas y gatos; selva escondida.
Quisiera ver a la niña-abuela y decirle que todo estará bien.
Que mi padre tomará entre sus brazos su cuerpo
y la moldeará ángel en el último suspiro.
Le ocultaré la tristeza de la vejez
y las enfermedades
y la soledad.
Limpiaré sus lágrimas de querubín.

Los ángeles que somos escribimos la ausencia y la pérdida, Rilke.
Los ángeles que somos no miramos el cielo y sonreímos,
asistimos a rosarios con la esperanza de dejar de llorar algún día.
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