Ciudad de México, 1991. Es curadora y escritora. Fue coeditora de la publicación Performance en revisión (Local 21), el libro de dibujo Trazar las disidencias (Dinamita Plataforma) y Aquí&Allá (ProArtes México). Ha escrito textos para The Brooklyn Rail, OndaMX, La Tempestad, Artishock, ESPAC y Terras.
Las comunidades mesoamericanas consideraban que los volcanes y las montañas eran entidades divinas que servían de conexión entre la tierra y el cielo. Hasta el día de hoy, conservan sus nombres originales —Popocatépetl, Iztaccíhuatl, Citlaltépetl— preservando la memoria y su ancestralidad. Desde el punto de vista hidrológico, las cumbres de estas entidades también influyen directamente en los índices de precipitación. Este conocimiento meteorológico ha perdurado en las comunidades que residen tanto en las faldas de las montañas como en las que se nutren de ellas, fomentando la defensa del territorio, el cuidado del medio ambiente y las conexiones espirituales.
En este contexto, Río de niebla, Río de adobe, Río de sangre de Tania Ximena nos lleva a comprender cómo las cordilleras desempeñan un papel esencial en la vida de los biomas y centros urbanos circundantes. A través de una investigación exhaustiva, esta artista realizó una serie de pinturas y videoinstalaciones que trazan el recorrido desde el Glaciar Norte situado en el Citlaltépetl —o Pico de Orizaba—, hasta el río Jamapa, habitado por una población afromestiza, y que desemboca en Boca del Río, un pequeño pueblo al sur del puerto de Veracruz, en el sureste de México. Tania nos invita a sumergirnos en una escucha profunda de la voz de un glaciar, de un río y de los organismos vivos que habitan el territorio.
Los cambios de luz y presión generan en el cuerpo, de manera inmediata, una sensación turbia, inestable y, después, como la de que es poseído por la montaña. Una misma entidad, un cuerpo que se toca con otro cuerpo. El mal de montaña altera la visión y los pensamientos. El cuerpo palpita, suda, y nos sumergimos en la niebla de la noche oscura. La niebla de la montaña, la de la orilla del río mientras sentimos el agua bajar entre nuestras piernas; entre los árboles que se mueven y se hablan a través del viento.
Poco a poco, los ojos se adaptan a la penumbra y, como una tríada divina, Río de niebla, Río de adobe y Río de sangre —tres pinturas de gran formato montadas en suspensión, dotándolas de una cualidad espectral— revelan la voz de Jamapa. Las formas geométricas de estas obras nos sitúan en un paisaje no estático pantanoso de rocas y un bosque en agonía, que genera sombras, respira y nos abraza con el movimiento. Estar en el paisaje no sólo es contemplación sino un acto vivencial, como afirma la artista sobre su práctica. Una lo habita y él nos habita. Esta noción rompe con la visión occidentalizada del miedo y control sobre la inmensidad, abriéndose a un plano simbólico en el que la cooperación y respeto al territorio resultan esenciales.
Hace poco leí que el primer sonido que escuchó un organismo vivo fue probablemente percibido por este debido a su interacción con un entorno acuoso. Esta idea me llevó a un viaje sensorial sobre cómo imaginar la historia profunda de este líquido y su importancia para la vida en el planeta. El glaciar situado en el Citlaltépetl, a más de cinco mil metros sobre el nivel del mar, nutre un río, fertiliza sus tierras y abastece de agua a millones de personas. ¿Cómo escuchar el agua en su viaje desde el pico más alto de México hasta el arrullo de las olas rompiendo en la orilla? Devenir, una obra en video de 2021, instalada en una pequeña capilla a la entrada de la exposición, nos guía con un dron a través de los movimientos y sonidos del agua, su vitalidad y la amenaza siempre presente de la desecación.
Esta premisa se explora más a fondo en la videoinstalación de tres canales Río de niebla: Glaciar; Río de adobe: Poblado afromestizo de Jamapa; Río de sangre: Boca del Río (2024), centrada en los sonidos y la subjetividad del glaciar, el río y el mar. Para ello cuenta con la presencia de tres colaboradores: Guillermo Ontiveros, glaciólogo que estudia el comportamiento del glaciar; Carmen Toca, una jubilada de la Ciudad de México que decidió mudarse al sur del país, y Fernando Velázquez, quien recorre el río diariamente recolectando objetos e historias. ¿Qué queda del agua cuando ya no está presente? Los personajes del video, seres humanos y no humanos, están profundamente ligados a las aguas del Jamapa, sirviendo de narradores de la inminente muerte del glaciar.
La pintura de gran formato Mi mente y la montaña están en constante estado de erosión (2021) y las obras de cerámica En este gran cañón hubo un glaciar (2016-2019), las guía la voz del glaciólogo. Exploramos la evolución del glaciar, rememorando el residuo de color arenoso que conserva los arañazos del glaciar fragmentado colisionando sobre la piedra. Estos objetos representan recuerdos fosilizados del glaciar, documentando su trayectoria vital hasta su muerte.
En el proyecto Río de niebla, Río de adobe, Río de sangre converge un conjunto diverso de voces para narrar la historia de un territorio crucial para la vida más allá de la existencia humana. A su vez, manifiesta el actual colapso ecológico y la necesidad de adaptación ante un cambio irreversible. Frente a la inquietante ausencia del glaciar, la obra de Tania Ximena se mantiene firmemente en el presente, reconociendo el camino hacia el futuro que ya no es una especulación sino un acontecimiento aquí y ahora.
Una primera versión de este texto fue publicada en The Brooklyn rail, febrero 2024.
Tania Ximena (Ciudad Sahagún, Hidalgo, 1985) es artista visual y cineasta. Trabaja y vive entre San Pedro Nexapa y la Ciudad de México. Su obra es resultado de investigaciones de campo de largo aliento en territorios con múltiples capas, ecológicas, sociales y culturales. Con ella busca indagar en el efecto que producen ciertos fenómenos naturales y climáticos en la vida de quienes habitamos estos territorios.
Es egresada de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda. Ha participado en diversos cursos y seminarios de cine documental, dirección y guion. Entre sus exhibiciones individuales destacan Río de niebla, Río de adobe, Río de sangre en el Museo Ex Teresa Arte Actual (2023-2024); Antes del presente, Casa del Lago Juan José Arreola (2018), y colectivas como La oficina del agua en Bienal Sur, Argentina (2021), Normal Exceptions en Museo Jumex Arte Contemporáneo (2021), Parasitage, ruidos negros en el Museo de Arte Carrillo Gil (2021) y Years of Solitude en la II Bienal de Arquitectura de Orleans, Francia (2019), entre otras.
Ha recibido premios como el de la Fundación Jumex Arte Contemporáneo (2023 y 2019), el Programa de Fomento al Cine Mexicano del Instituto Mexicano de la Cinematografía (2022), el Fondo de Apoyo a la Producción del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (2020), el Programa BBVA-MACG (2018-2020) y FONCA Jóvenes Creadores (2016, 2010 y 2007).
Su primer largometraje, un híbrido ficción documental llamado Pobo ‘Tzu’ – Noche blanca (2021) recibió premios como el Kaleidoscope del DOC NYC y el Gran Premio ZANATE del Festival Zanate. Su obra pertenece a diversas colecciones públicas y privadas. Desde 2022 es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte.
La exposición Río de niebla, Río de adobe, Río de sangre, de Tania Ximena, curada por Michel Blancsubé, tuvo lugar en el Museo Ex Teresa Arte Actual, de la Ciudad de México, del 25 de noviembre de 2023 al 17 de marzo de 2024.
Las fotografías fueron tomadas por Francisco Kochen y Ruben Garay.
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