Tan cerca de ti,
de tus aguas,
de tus muros.
Un río pasa por el espinazo de una cebra que anuncia el reloj,
y las calles embarazadas leen piedras del ocaso.
Pero amor
¿aún respiras?
Mi razón de sentirte en el aire quema y duele
porque no puedo asimilar tu presencia
que es mi ausencia.
Puedo oler la sabia de tu xilema
que bebe el cielo
cuando eres flor inerte.
Mi calor me hunde de no tocarte,
de no hallarte
y de pensarte lejos;
sin tu carne,
sin tu ángel
sin embargo estás labrando mi idea,
la que te multiplica en mil maneras.
Te consumo,
me consumes,
vuelvo a ti
y de ti muero.
Te mueres,
te muero.
Colgados de un sueño
resucitamos sin forma alguna
inventando dioses que puedan redimirnos.
Sin embargo no tienes huesos, ni arterias,
ni labios que me besen esta vez.
De ti nada encuentro.