Preparatoria 13, 2014 B
Homenaje a través de una carta a Miguel Hernández, que no nació ni murió un 27 de junio, sólo por recordarlo.
Querido Miguel:
Le envío ésta carta con la alegría de saber que la leerá a través de otros jóvenes ojos aunque usted ya no esté aquí. Quiero decirle que fue uno de los primeros poetas que comencé a leer en mi adolescencia. Admiro la sencillez con que escribió Elegía; desde el epígrafe conmueve tanto dolor por un amigo, "Se me ha muerto como de rayo, Ramón Sifé, a quien tanto quería", y de los primeros versos que resbalan gotas de letras para caer a la tierra embebida de llanto, "Yo quiero ser llorando el hortelano", "de la tierra que ocupas y estercolas", "compañero del alma, tan temprano".
Cada vez que leo este poema, me asombra el dolor tan grande que sintió por la muerte de su amigo, eso me hace valorar a los míos mientras estén aquí.
Además de gran poeta, quiero decirle que admiro su entrega a la lucha social, a la vida, a su esposa, a su hijo a quien dedicó "Nanas de la cebolla". Cada palabra en cada poema es herida que se vuelve llaga, es piel que se niega a morir, es cuerpo que renace hoy al pasar la mirada por los versos de sus poemas "Menos tu vientre", "Llegó con tres heridas", "Niño yuntero", "Para la libertad"
A cualquier lector nos pone en tono melancólico saber que usted estuvo en la cárcel y nunca dejó de escribir, ni las paredes del encierro acallaron su voz.
Me despido con admiración y el compromiso de sugerir la lectura de sus textos a los jóvenes poetas, a quienes también les conmueve la vida.