Sin tí­tulo / Colectivo

Preparatoria Vocacional
2019-A

Érase una vez una estrella muy brillante que tenía miedo de apagarse, todas las noches tintineaba fuertemente a pesar de todos los obstáculos que el mundo le ponía. De vez en cuando la Luna se dedicaba a opacar su brillo pero la estrella no se sentía tan mal, seguía brillando. Llegaba el Sol y también lo intentaba pero ella siempre seguía brillando y las demás estrellas la veía con envidia y se preguntaban entre sí ¿cómo logra relucir? pero ella les respondió: Guardo un poco de mi luz para no perder la vida y durar mayor tiempo. Pero las demás estrellas estaban muy celosas y decidieron hacer lo posible por apagarla entre todas. Entonces cada vez que el Sol salía y la estrella dormía las demás saqueaban poco a poco su pequeña reserva de luz. La estrella comenzaba a darse cuenta de ello pero no le molestaba, pues aunque saqueaban su reserva de luz todas iluminaban el mismo universo. Ella no tenía codicia, ella era amable, y para darles una lección, le dijo al Sol: Las estrellas toman de mi luz porque tienen envidia de como brillo, ¿me podrías ayudar?
      En la noche, le preguntó lo mismo a la Luna y ésta gustosa aceptó ayudarla. Así pues durante el día el Sol colmaba su reserva de luz y por las noches la Luna era menguante para no destacar del todo.

Comparte este texto: