Sesio’n 2

Taller Luvina Joven de Poesía y Cuento
Preparatoria 12
Tallerista: Luvina Joven

Sesión 2
17 de septiembre de 2014

La sesión empieza poco después de las dos por los muchachos que se integran tarde al taller. Esta vez somos nueve. Comienzo por preguntarles si tienen algún animal favorito o con el que se identifiquen y las razones de ello. Las respuestas son variadas (el ciervo, el águila, la tortuga, el gato, los peces), aunque en todas se nota que los animales siguen teniendo una carga simbólica para todos. Leemos “Visto desde arriba”, de Wislawa Szymborska, que recibe comentarios muy positivos sobre el tema y la profundidad mediante el motivo sencillo del escarabajo muerto. Selene y Tony lo interpretan como una llamada de atención sobre la alienación y ensimismamiento humanos, sobre el “egocentrismo” de nuestra especie. Enseguida leemos “El oscuro”, de Piedad Bonnett, que también causa una reacción positiva. “Jirafa” de Fabio Morábito da lugar a una anécdota de César, quien dice no creía que las jirafas existían hasta que las vio en un documental. “Trece maneras de mirar un mirlo” es el más complejo de los textos. La mayoría no lo entiende por completo, pero se dejan llevar por las imágenes y sensaciones que evoca. Alguno de los muchachos quiere ver una especie de figura divina en el mirlo. Finalmente, les propongo que escriban un poema en el que utilicen un animal como motivo; pueden echar mano de un diccionario de símbolos. Adjunto algunos de los resultados, que fueron muy buenos.

(NO VEO UN SIGNO
claro de poesía
en tu rostro)

Cigarra,

tritura la noche

con tus ecos,
con tus luces,
con tu atardecer caído

Cigarra,
mastica las orillas
del abismo

por cada estrella
que tu silencio devora
un violín desafinado

una nota va a llorar

EL PADRE, LA FUERZA,
semilla de la vida,
con frente cornada y lomo ancho, espalda protectora,

¿es acaso la violencia
inherente a su poderoso origen?

¿En qué momento, toro,

señor de la fecundidad y la tormenta,
se vio resumido a la humillación y al dolor?

¿Será quizá que la madre,
harta de la enorme sombra cornada,
sugirió en su rencor
que el humano lo astara
en nombre de la cultura?

.

 

ME DESPERTÉ dentro de una pesadilla.

Posando con insolencia a los pies
de la cama vacía,
un desesperado animal.
Aleteaba con mirada furtiva, buscaba
aquello que anhelaba,
mientras el fuerte aire golpeaba
mi rostro y alborotaba los libros
de leyes que se encontraban en el escritorio.

“Mi tarea”, pensé, la que me había costado

horas de sueño, años de vida.
Miré su pata atada; su mirada me imploraba.
Tomé la navaja que guardaba en el buró.
“Esperanza”, me gritó con su voz muda,
que retumbó en mi conciencia.
Liberada, el ave voló sobre mi vida
y con sus patas me arrancó las ataduras.
De pronto el aire que quedó en mi habitación sabía a libertad.
Al despertar lo único que quedó
fueron ansias de algo más.

.

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