Ciudad de México, 1966. Uno de sus libros más recientes es Cósmica y cosmética, pliegues de la alegoría en sor Juana Inés de la Cruz y Pedro Calderón de la Barca (Iberoamericana / Verubert, 2013)
Autora de cuento, novela, ensayo y poesía, Sandra Lorenzano se exilió en México en 1976. Doctora en Letras por la UNAM, es profesora y Creadora Artística Honorífica del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Ha colaborado en distintos medios de comunicación, como Sin Embargo, El País, Letras Libres, Radio y TV UNAM. Entre sus libros se encuentran Escrituras de sobrevivencia. Narrativa argentina y dictadura (mención en el Premio Bellas Artes de Ensayo Literario José Revueltas), Herencia, Saudades, Fuga en mí menor y El día que no fue. Actualmente es titular de la sede UNAM-Cuba (Centro de Estudios Mexicanos).
Herida fecunda (Páginas de Espuma) obtuvo el XV Premio Málaga de Ensayo en 2023; en sus 166 páginas, la escritora argentino-mexicana practica, con la palabra, el sutil arte del kintsugi japonés: ensayos breves, poemas, voces que encuentran eco en autores diversos, memorias y fotografías alusivas al exilio se unen en un tejido que restaura la memoria fracturada, la palabra rota, balbuceante, la palabra del exilio. En el pasaje intitulado «Objetos», la autora escribe: «Las maletas de los migrantes. Las maletas de los exilios. Las maletas de los que fueron y volvieron. O de aquellos que nunca pudieron regresar. Llenas de objetos en ese vacío: amenazados, borrados, desaparecidos, asesinados». Más adelante, apunta: «Nos acostumbramos a construir una memoria hecha de vestigios, de marcas en la piel», y añade: «Ruina sobre ruina como la visión del Angelus Novus de Benjamin». El dibujo de Paul Klee donde el ángel mira hacia el pasado y es empujado hacia el futuro por un huracán, a su pesar. La autora confiesa que ha viajado «con los vacíos, con la memoria como equipaje privilegiado». Y se pregunta: «¿Qué es lo que queda de antes? ¿O qué quedó en un allá lejano que cada vez está más presente? Será que me estoy haciendo vieja».
En otro pasaje, «Baúles», Sandra Lorenzano refiere: «El trabajo de duelo es entonces el origen de la escritura; escritura desgarrada, desolada, exiliada ella misma de cualquier posible estructura de contención narrativa. El relato se construye como deriva por el cuerpo y la memoria, como exploración de las angustias y reconocimiento de las ausencias».
Adriana Cortés Koloffon ¿Ser exiliado es ser devorado por la historia, y el lugar del exiliado es el desierto?
Sandra Lorenzano Me interesa muchísimo que ese epígrafe de María Zambrano se transforme de acuerdo con la mirada tanto de Clarice Lispector como de Cristina Peri Rossi, de volver fecunda esa herida que nos deja el exilio, que nos deja el tener que abandonar nuestro hogar, nuestra patria, dejar a nuestra familia, nuestros seres queridos, nuestro espacio conocido. Esa herida puede paralizarnos, pero puede también ser convertida en algo fecundo. Puede volverse creativa, puede volverse productiva. Pero en este sentido, me interesa destacar dos cosas. Primero, la idea del kintsugi, que echa polvo de oro sobre los quiebres de una vasija que se ha quebrado al pegarla, para destacar que esos quiebres, si bien se han pegado, siguen estando presentes y son parte importante de nuestro ser. Eso es lo que hace el polvo de oro, destaca aquello que quisiéramos que no existiera, que son las heridas.
ACF La fotografía del zurcido invisible en el libro evoca el arte de «restaurar» la herida con polvo de oro, kintsugi, en Japón. ¿El zurcido que nunca es invisible es el exilio?
SL Por eso me interesa mucho, porque no se trata de negar ese desgarramiento que provoca el exilio, sino de subrayar que forma parte de nuestro ser. Como me gusta decir, el polvo de oro no es fácil de conseguir en un continente como el nuestro, en América Latina. Así que prefiero hablar de zurcido. Zurcimos nuestras heridas. Tú sabes que el zurcido no es nunca invisible, aunque nos lo promocionen así en algunas viejas sastrerías. Pero ese zurcido, zurcir, es un oficio muy tradicional, muy femenino, muy vinculado al cuerpo. Por eso también me gusta destacarlo.
ACF La palabra del exilio ¿es la palabra rota, el balbuceo, «perder la lengua»? ¿Qué posibilidades literarias te ofrece?
SL En este sentido, me gusta también pensar en esa lengua rota, esa lengua balbuceante o tartamuda de la que hablan Paul Celan, Ósip Mandelstam, Juan Gelman, una lengua en duelo, una lengua que ha pasado por el horror y, sin embargo, es esa misma lengua quebrada la que nos salva. Siempre recuerdo la polémica en torno a la famosa frase de Teodor Adorno, de que escribir un poema después de Auschwitz es un acto de barbarie, hasta que conoció la poesía de Paul Celan, entonces descubrió que esa poesía estaba escrita con esa lengua quebrada, esa lengua en duelo. Entonces cambió esa frase, la transformó, y dijo: «no se puede escribir poesía después de Auschwitz, como si Auschwitz no hubiera existido», y me parece que de eso se trata. Esa es la lengua con la que se escribe cuando alguien ha tenido una experiencia tan fuerte como un exilio o una migración. Yo siempre pregunto al inicio de mis cursos o mis talleres de escritura creativa, les pido que escriban un texto en torno a la pregunta ¿qué salvarías en un naufragio? Y estamos hablando de naufragios, no se limita sólo a mi experiencia y a mi obra, no todo es exilio o migración. Pensemos en la cantidad de naufragios que alguien puede tener en la vida: perder a un ser querido, tener una ruptura amorosa, perder el propio hogar. En fin, hay distintos momentos, hay distintas causas de naufragios y de pérdidas, y de alguna manera el libro Herida fecunda propone una lectura que puede ser extendida a cualquiera de estos naufragios.
ACF Cruce de géneros en Herida fecunda: biografía, autobiografía, ensayo, artes plásticas, la referencia a otras obras tuyas, como Saudades, por ejemplo. Herida fecunda: ¿tu propio baúl del exilio?
SL Me interesa mucho el cruce de géneros, tú lo sabes, conoces bien mi obra. No soy muy disciplinada con los géneros literarios, justamente porque creo que la hibridación de los géneros, esta mezcla, vuelve a lo literario un espacio más, por lo menos para mí, para mi escritura, más interesante, más provocador y menos rígido. No me interesan las rigideces. Es interesante esa pregunta que me haces, si Herida fecunda sería mi propio baúl del exilio. Fíjate que una cosa que he pensado es que este libro se ha ido escribiendo a lo largo de la vida sin que yo me diera cuenta y en cierto sentido pensé que ya era el momento de transformarlo realmente en escritura, en libro.
ACF Son varias las voces que hacen eco en estas páginas…
SL Y sí, ahí está presente prácticamente toda mi historia con la escritura y como siempre las voces de los escritores y las escritoras, pensadores, artistas que me acompañan de alguna manera para sentir que no estoy sola en este naufragio, sino que me acompañan muchas voces, muchas imágenes, muchas obras, mucha gente querida, aunque ellos quizás no lo sepan y muchos no podrían haberlo sabido porque son pensadores, creadores de hace mucho tiempo. Sin embargo están presentes y me resultan absolutamente actuales. Hay una frase del poeta Bernard Noël que dice que escribir es como abrazar a los muertos o es, a ver cómo decirlo, escribir es el modo en que buscamos abrazar a los muertos. Y de alguna manera eso es lo que yo siento. Al escribir traes a la escritura, traes a tu presente ese pasado, a veces de gente muy cercana en lo familiar, pero a veces de esos escritores, escritoras, poetas que te han acompañado siempre. Y el libro busca hacer ese gran abrazo.
ACF Otro tema constante es el deseo, lo que llama, lo que mueve a seguir adelante. Binomio inseparable: memoria y deseo. ¿Cómo dialogan en tu obra de ficción, ensayo y poesía?
SL Sí, yo siempre digo que tengo dos talismanes en la vida, dos talismanes a los que me aferro cuando me siento un poco perdida ante la realidad o ante el mundo que me pasa y tengo que volver, como estoy en este momento encerrada en la habitación del hotel trabajando, leyendo, tengo que volver a la palabra. Uno de esos talismanes es la poesía, sin duda, y el otro es la piel de la persona amada y por eso me encanta el trabajo de Cristina Peri Rossi, y esa frase maravillosa que dice: «De todas las catástrofes, incluida la del exilio, nos salva la libido». Estoy totalmente de acuerdo. Y en ese sentido, deseo, memoria, literatura forman una triada indisoluble para mí. No sólo es el deseo de la escritura, que también existe, sino también el deseo como motor de la escritura. El deseo por otra piel, otra historia, un abrazo que llegue y también te dé patria o matria, como decíamos al comienzo.
ACF El exilio: ¿pérdida del Paraíso?
SL Yo creo que quienes hemos vivido un exilio, una migración, no debemos olvidar que nuestro exilio también fue un exilio de privilegio. Viendo cómo cruzan el país las migrantes hoy o las migrantes que cruzan el Mediterráneo o las que llegan a Europa desde el Este, etcétera, o el Oriente Medio… el nuestro fue un exilio privilegiado. Y por eso me parece una responsabilidad ética pensar también en los otros exilios y migraciones. Entonces, yo recuerdo siempre el poema de Warsan Shire, que también está en el libro, que se llama «Hogar» y que dice: «Nadie abandona su hogar salvo / que su hogar sea la boca de un tiburón». Y eso sucede para los migrantes y las migrantes, pero me voy a centrar en las mujeres. Del Mediterráneo, los que llegan, los que están saliendo de Venezuela, de verdad, los de la Franja de Gaza, Líbano, Europa del Este, Ucrania, etcétera, etcétera, etcétera. Y sí, me parece que la experiencia es similar, claro, con mucha mayor dificultad en el momento actual y en esas migraciones. Y eso fue un poco también lo que quise plasmar en el libro, que no fuera un libro que se quedara en mi propia experiencia, sino así como me he rodeado —y lo decía hace un momento— de voces de otros escritores, de otros artistas, de otros cineastas, fotógrafos, etcétera, que también estén presentes las voces de esas y esos migrantes que escuchamos y miramos poco. Me parece fundamental.
