Restos/ Fernando Íñiguez

Preparatoria 7 (UdeG)

Qué ha quedado de mí,                                                                                                                 
Solo y decadente
Por el camino viajante.
Aquellos que me han de llamar amigo
Cambiaron mi ser,
Solo, viviente en el cañón triste.
Cargando una piedra sin esperanza,
Lastre sin avanzar,
Y un caimán detrás.
¿Qué hace un caimán en este lugar?
Me contesta:
Voy a engullir tu alma.
Cambiaste,
Por el cambio sufres,
No encuentras un escape.
Soy el odio que te hace feliz,
Soy el dolor guardado dentro de ti,
Soy la adrenalina que te hará morir.
Le contesto:
Sufrimiento suficiente tengo,
Cuál es tu fin.
Me dice:
Vengo a soltarte del lastre,
Romperé la cadena de tu vida triste,
Seguirás sufriendo, pero vida te daré.

Muerto no estoy
              (le digo).
Y él:
No lo estarás
Pero poco falta
Para que te aplaste la piedra
    El instinto más bajo del  hombre,
Te conoce más que los hombres.
La ira te consumirá,
No esperes más.
No te has dado cuenta,
Aquellos que te llaman amigo
Están atados a tu cadena.
De ti depende liberarlos
Porque tú te has puesto
En lugar de la piedra.
¿Volverías  a ser aquel,
Despiadado y sanguinario,
Que hace tres años se perdió?
Pienso en voz alta.
La decisión es difícil,
Tal vez me acepten
Como quede.
Lo niega:
¡No! Serás maléfico
Pero no podrás actuar
Y en mi estómago te consumirás,
No podrás salir de mi panza.
Aun así los salvarás.
Tómala ya
Porque entre más tiempo pase
Más sufrirán.
Entré en las fauces del caimán.
Con un diente rompió la cadena
Y quedaron libres.
Sentí la adrenalina hacerse presente.
Mis ojos se tornaron blancos,
La ira me invadió
Pero el dolor se quedó.
Perdido en los fluidos
Pude gritar
¡He muerto y he reencarnado¡
Antes de adentrarme
Marqué aquella piedra
Con algo que llamé
P.  A. M.*

(*Palabras antes de la muerte.)

 

 

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