(Lima, 1981). Y habrá fuego cayendo a nuestro alrededor (Amargord, 2016) es uno de sus libros de poemas.
Ovarios. Calor. Pendencia. Tanto qué será de mí. Eriza. Dar 1, y 0. Furioso acepto este convite a oberturar los pies de Vallejo. Su costado todavía. Poner al infinito la obrería silente de mi otredad para emplumar su caos y lavar mi alma. Doblada izquierda de la pena. De golpe. DE GOL PE. Ha de girar en mí su emiocardio hasta traspasar la sábana y eludir su última piedra.
Respuesta
Rumbo. Evito la ausencia carnívora multiplicando las calles bajo mis pies
me sé la edad, el dolor del basalto que adoquina la huella
fondeo la yunta, tramonto de veras, lontano caigo a tierra
soy nudo.
Doblo las esquinas de la herida
paso, otra vez pasado, temprano
vida a medias, cóncava calle aquélla
heroico azote mío.
Han sido lo menos, muy poco
función del careo: nadie hubo oído el grito
la oscuridad de la celda entre la barreta y la mañana ¡va!
Cuando en la calle no hay más dónde bajar
y deletrea a chorros la saliva desde puentes
antemañanar la paz en los disparos.
Ahora, heme filo todavía
adentrado en las calles y en la carne, sin novedad
apenas heme cobrando los silencios
las quebradas pólvoras, bajos de 2021.