Responsabilidad enciclopédica / Adolfo Castañón

In memoriam † José Miguel Oviedo

 

Pertenece José Miguel Oviedo a esas olas migratorias ibero e hispanoamericanas que a lo largo del tiempo han tejido la urdimbre de la cultura y de las artes en América, en las Américas. Peruano de origen, fraterniza en el ámbito de las letras difundidas desde las ciudades usamericanas con otros autores y poetas, investigadores e historiadores provenientes de Cuba, Puerto Rico, Colombia, México, Chile, Argentina, Uruguay, Bolivia, Ecuador, República Dominicana, Venezuela, Brasil, Guatemala, Nicaragua, sin excluir de este abanico a los autores españoles peninsulares que les dan rostro, acento y voz a los estudios de y sobre América en América —y sin excluir de esta lista a los americanos trasterrados en Europa.

      José Miguel Oviedo destaca en este paisaje por su fineza y elegancia, como lector y escritor y por su responsabilidad enciclopédica, heredera de figuras como Andrés Bello, Jorge Luis Borges, José Lezama Lima, Alejo Carpentier, Rafael Gutiérrez Girardot, Luis Loayza, Alfonso Reyes, Octavio Paz, José Emilio Pacheco y Mario Vargas Llosa. Esa responsabilidad va más allá de las banderas partidarias que devoran como una medusa caníbal a nuestras Américas.
      José Miguel Oviedo es un lector de los clásicos americanos y españoles, de Larra a Larrea, de Bernal al Inca Garcilaso, de Palma a Riva Palacio y De la Riva Agüero. Tiene ciertamente alma de poeta y, diría yo, sangre de aforista y de filósofo francés o de pensador inglés. No sé si tiene discípulos. Sé, en cambio, que tiene lectores dispersos por todo el orbe.
      Alguna vez, algún editor debería atreverse a ser el atroz redentor de José Miguel para entresacar de sus voluminosas obras las letras de oro que encierran muchas de sus páginas, escritas con invariable rigor académico y exigencia literaria.

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