In memoriam Selva Casal (1927-2020)

Porque tristes y pequeñas son las cosas [Selección]

Selva Casal

Montevideo, Uruguay, 1927-2020. Estos textos formarán parte de Porque tristes y pequeñas son las cosas. Obra reunida, de próxima publicación en Fondo de Cultura Económica, D.R. 2025. 

Y LO PEOR ES QUE SOBREVIVIMOS

Y lo peor es que sobrevivimos
sobrevivimos siempre
al amor a la ruina
a la incesante sorpresa de la muerte
avanzo entre despojos
y sé que lo terrible
es que volvemos a ser felices.
XIII [LA LUZ DUERME BAJO LAS ESCALERAS]

La luz duerme bajo las escaleras
entonces se organiza la enfermedad.
Algo más tras las paredes
milenario terrible
y duele porque sí
y creemos que es nuestro
que el dolor es nuestro.
Ellos conversan
iluminando una sala oscura
donde esperan
suspiros viajes
desarraigado
como harás
como tu mentira de vidrio
la fantasía
el rictus de tantos días
nunca viste cómo refulgen
esas salas de sangre
complicidad del vértigo
los doctores
los viejitos oscuros
terriblemente vivos
nos miran todavía.
Tiene que ser domingo
para que me sucedan estas cosas.
Yo no sé este lugar
y vuelvo a ser por siempre
como una isla
como un silencio solo.
En algún cuaderno estoy escrita.
Han matado a todos los supervisores.
No vinieron.
EL INFIERNO ES UNA CASA AZUL

El infierno es una casa azul
la lluvia sobre un expediente
un hombre despertando de un mal sueño
camina solo y qué solo camina
cuerpos al agua destinados
a la explosión y al aire destinados
como arden las últimas estrellas
así ardemos nosotros
yo sospecho la noche
transfigurada y sola
la noche constelada
donde tú y yo estamos
abriéndonos las vísceras
donde el hombre destrozado a palos
es un hombre
y el que autenticó su muerte natural
el que dijo que nada sucedía
el que firmó la autopsia
con qué ojos mira
con qué boca muerde
oh, dale muerte a los muertos
luz a los huesos hondos
ten piedad
que digo estoy azul
morada y suelta
como los vientos de la madrugada
qué digo de quién sospecho yo
del cáncer de la ruina
de los ojos dorados
del hombre que me amaba
qué vientres me reclaman
vientres todos desnudos silenciosos
desde su sangre ahogados
el que murió no va a la guerra
no envejece
porque lloras amor
lloro por el asesino
lloro por el asesinado
porque vi cómo el muchacho
el condenado aquel abrazaba a su madre
porque vi enloquecer sobre el pasto
a un parricida
porque se me ha permitido ver.
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