Gulliver del espacio regresa
Conquistadora espacial
Entre demasiado espacio y muy poco
Se encuentra un cielo de infinitivos
Partido
Ese cofre de madera tallada y pulida está a su alcance
Pero no lo tocará
Es una visitante ahora
Y las cosas de la Tierra la perturban
Se aparecen
A su alrededor con sus bordes firmes su pasado resuelto
Incluso las cortinas de las paredes
Y la intrincada colcha en la que ella
Reposa
La asustan con su vistosa proximidad y su bordado
Que habla del dolor
Dejando estacas en su territorio como agujas que apuñalan telas en un millón de manos
En el tocador con el espejo empañado está la foto de un chico
Por fuera de la ventana un laberinto de animales cortados
Gulliver del espacio se ha acostumbrado ridículamente a vivir en
Cajas
Tubos
Cilindros
Máscaras de gas
Trajes de baño
Lanzaderas
Ridículamente acostumbrada a tener a Brahmand a su alrededor
Como si todos esos años luz no fueran nada, salvo una cálida
Cobija de lana del Himalaya sobre sus rodillas
Ya no está aterrorizada por la vastedad
Sus ojos espaciales le han enseñado a ver en la oscuridad
Los centauros viajeros los Casanovas reventados
Las cabezas de santos
El plateado es ahora su color favorito el insoportable plateado del
Sol frío que cada mañana intenta romper la nube de acero que lo aprisiona
Los tonos cálidos le producen temblores respiración agitada
Tonosgolondrina
Tragar tragar tragar tragar el aire fresco racionado en la habitación
Antes podría haber muerto intentando
Establecer una relación perfecta y precisa entre ella
Y cada objeto en la habitación
Desde su regreso a la Tierra
Ha estado sentada en la ventana
Reconciliándose consigo misma
La Luz
la luz para ver novias en la luz para tomar vuelos en la luz por la que el mediodía se mueve como daga en su funda la luz que vive al fondo de los vasos la luz como un tigre en la pared la luz de ladrillos rojos del amanecer luz-cuervo fija como un nido a su árbol luz de las ocho de la mañana en la que el vapor de una olla de arroz cocinándose lento en la choza tras la carretera puede verse como el vapor de mi taza de té luz de mi vida luz que canta en una cáscara que pela tu sueño ¿tienes luz? la luz de la luna roja madura naranja sanguina fruto de una noche cínica la luz con la que un grupo de muchachos detiene a los coches para recolectar dinero por un show que no verás venir de una ciudad de perros salvajes volando sobre la flota de las vocales desde las orillas del Mar Báltico luz como una canasta de huevos que cuelga de un gancho en una tienda de paso luz-arrozal revoloteando en un pedazo de tela blanca atorada en un trocito de madera luz singular la luz que se mueve a través de la habitación en la que calentaremos la parte baja de nuestra espalda luz salvajemente impulsada por dientes contra lenguas luz del pensamiento que crece y crece enorme y tangencial como la luz
Perros, multitudes y conciertos de rock
Diario de Bombay: 07 de abril de 2013
Hoy a las 7 de la mañana
una manada de perros salvajes entró a un edificio y castró a un hombre.
Fue tan rápido que nadie pudo llamar a la policía
o a la camioneta de la BSPCA (1) para que se llevara a los perros rabiosos.
Cinco perros llegaron.
Quedan seis.
Hoy a las 12 del día
una grupo de matones a sueldo tiró flores a una multitud desde una camioneta.
La multitud, que se había reunido silenciosamente durante la mañana
arrancó los tallos con los dientes y explotó
en una furia de panfletos. Los panfletos decían
Fuera, Extranjeros y luego se cantaron a sí mismos entre el estupor.
El grupo de matones fue despedido
por no haberle pagado a la muchedumbre.
Hoy a las 7 de la noche,
Un estadio abrió sus puertas al cielo.
La tierra se agitó y la gente apedreó.
Enormes labios de goma se volvieron de un azul eléctrico con el sonido.
En el suelo, aplastada entre un ejecutivo con ropa informal
y una madre de dos hijos, una cantante india entrada en años
sacudió sus caireles. En los asientos del champán
el barón del licor burbujeó
pulcro fuera de su esmoquin.
A las 7:10, 12:22 y a la medianoche
La ciudad sintió un temblor de anhelo.
Cosas extrañas sucedieron y las pasaron por alto.
Mañana, quienes marcarán las horas serán los trenes,
a las 7:10, las 12:22, la medianoche,
cada uno sacudiendo sus cadenas,
regresando a miles a sus jaulas
hasta el amanecer.
Versiones del inglés de Luis Eduardo García.