Poemas

Rubén Gil Quiñónez

Guadalajara, Jalisco, 1972. Su libro más reciente es Alma verde (La Zonámbula, 2012).

La música es un riachuelo 

La música es un riachuelo,
Sebastian, y tu aritmética
un tropiezo, una poética
de petirrojos en celo.
Qué más da si calva o pelo;
si peluca, o estar lampiño,
tu clavecín, grande guiño,
extasía, causa pasmo:
quita tristeza y sarcasmo,
y nos transfigura, ¡ay!, en niño.



Dices «Réquiem», Amadeo


Dices «Réquiem», Amadeo.
Tu morición, ya temprana,
fue simple fiesta, botana
y Salieri triste reo.
Una serenata veo
allá; un gran concierto allí,
y en tu cama do, re, mi
la partitura–bozal
que te dio brega y final:
sangre, sudor y pipí...



Horrendo, sordo, colérico

Horrendo, sordo, colérico;
rebelde, donjuán, bizarro.
De tus prendas despilfarro
un verbo y adjetivo histérico;
de tu arte, un querer esférico,
razón que deja vacía,
Ludwig, el alma y la hombría...
Danos, pues, henchida luna,
dos claros, una tribuna
en do arengue la jauría.
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