Nocturno
Tras la laÌmpara, tu sombra es niÌtida.
Dicen que asiÌ nacioÌ el dibujo,
de la premonicioÌn de ser siluetas,
y que por otro lado, «laÌpiz » significa piedra.
Pero en la historia de Kora,
la hija de Butades, quien copioÌ
la silueta de su hombre la noche
antes de que partiera a la guerra,
no hay auÌn laÌpices, tan soÌlo un trozo
de carboÌn. En todo caso,
el deseo de fijar las sombras nos abruma
como el miedo a olvidar una cancioÌn
oiÌda por ahiÌ, para siempre.
Hokusai
De La gran ola de Kanagawa
me asombra primero su nitidez.
CoÌmo la espuma se resuelve en dedos,
el impecable Fuji en la distancia,
las estriÌas de las aguas.
Y despueÌs la tensioÌn, el alzarse
y hundirse de la masa liÌquida,
la imposible suspensioÌn del ataque.
Pareciera que las gotas flotando
fueran copos de nieve sobre el cielo gris.
Las barcas imitan las curvas del oleaje;
¿seraÌ que con eso basta para permanecer
a flote?