Acontecimientos extraordinarios en la ciudad invicta
1.
El arcoíris que hoy se dibujaba sobre Oporto presentaba un color menos verde. Después de una rápida investigación se resolvió el misterio: una vaca fue vista ayer pastando en el arcoíris.
2.
Por la mañana un sonido aterrador despertó la ciudad. Era un Boeing que ensayaba con la cría —un bimotor sin plumas, las primeras acrobacias aéreas.
3.
Los funcionarios públicos comenzaron a invadir a la hora del almuerzo los jardines de la ciudad. Las primeras víctimas de su voracidad fueron las rosas. Sangrientos encuentros se han dado en la disputa de un simple amor perfecto. En la emergencia, el camarero aplicado decidió aumentar sustancialmente la cantidad destinada a los jardines.
4.
En la reunión de la comisión de vecinos de uno de los barrios de la ciudad fue aprobada por unanimidad la sustitución de los candeleros de iluminación pública por luciérnagas.
Gingko biloba —un caso de amores contrariados en el puerto del siglo xxi
Eran los únicos elementos de una familia cuyas raíces se perdían en las más recónditas páginas de los libros de botánica. Vivían en una ciudad granítica, poblada de gente dura, poco dada a pasiones florales.
Se apasionaron en la adolescencia, cuando el porte altivo les permitió descubrir sus mutuos follajes. El viento se encargó de consumar, en la primavera siguiente, esa pasión.
Un enorme bloque de hormigón armado, semejante a muchos otros que pululan por la ciudad, puso término brutalmente a esa pasión. Los óvulos no fecundados forman ahora el suelo del Huerto de las Virtudes.
En las noches de febrero, los suspiros de los dos amantes invaden la ciudad como una densa niebla, mas la única respuesta que consiguen despertar son los ladridos de los perros.
La revolución de las flores
Correspondiendo a un llamado subterráneo desde hace varios días, es que las dalias, las cinerarias, los geranios y las hortensias se niegan a florecer y los jazmines y las violetas a exhalar su aroma penetrante. De entre las rosas fueron las rojas las primeras en adherirse. Comités de flores se formaron espontáneamente en todos los jardines, reivindican el derecho de florecer en cualquier estación del año, medidas eficaces contra las arbitrariedades de los floristas, la extinción pura y simple de los invernaderos.
Una nube de polvo cubre la ciudad. En vano la policía controla los puertos y las fronteras. La exportación de bulbos y semillas fue suspendida. En Madeira el movimiento fue desencadenado por las estrellas. Los tulipanes que viajaban en avión y se destinaban a abastecer el mercado londinense se marchitaron colectivamente. En el Extremo Oriente, crisantemos negros invaden las calles de ciudades como Tokio y Pekín. Atrapadas las desprevenidas mariposas, abejas, avispas y otros insectos ensayan ahora peligrosos vuelos sobre los transeúntes. A las dieciséis horas, en una conferencia de prensa realizada en el Jardín de S. Lázaro, un grupo no identificado de flores, pero entre las que se podían reconocer algunas violetas tricolor, proclamaron el estado de felicidad permanente en los jardines.
Versiones del portugués de Rocío Cerón
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Acontecimentos extraordinários na cidade invicta
1.
O arco-íris que hoje se desenhava sobre o Porto apresentava uma cor a menos —o verde. Após uma rápida investigação resolveu-se o mistério: uma vaca fora vista ontem a pastar no arco-íris.
2.
De manhã um som aterrador acordou a cidade. Era um Boeing que ensaiava com a cria —um bimotor implume, as primeiras acrobacias aéreas.
3.
Funcionários públicos começaram à hora do almoço a invadir os jardins da cidade. Asprimeiras vítimas da sua voracidade foram as rosas. Sangrentos recontros têm-se sucedido agora na disputa de um simples amor-perfeito. Reunido de emergência, o executivo camarário decidiu aumentar substancialmente a verba destinada aos jardins.
4.
Na reunião da comissão de moradores de um dos bairros da cidade foi aprovada por unanimidade a substituição dos candeeiros de iluminação pública por pirilampos.
Gingko biloba —um caso de amores contrariados no porto do
Séc.xxi
Eram os únicos elementos de uma família cujas raízes se perdiam nas mais recônditas páginas dos livros de botânica. Viviam numa cidade granítica, povoada de gente dura, pouco dada a paixões florais.
Apaixonaram-se na adolescência, quando o porte altivo lhes permitiu descobrirem as mútuas folhagens. O vento se encarregou de consumar, na primavera seguinte, essa paixão.
Um enorme bloco de betão armado, semelhante a muitos outros que pululam pela cidade, pôs termo brutalmente a essa paixão. Os óvulos não fecundados juncam agora o chão do Horto das Virtudes.
Nas noites de Fevereiro, os suspiros dos dois amantes invadem a cidade como um nevoeiro denso, mas a única resposta que conseguem despertar são os latidos dos cães.
A revolução das flores
Correspondendo a um apelo subterrâneo há vários dias que as dálias, as cinerárias, os gerânios e as hortências se recusam a florirem e os jasmineiros e as violetas a exalarem o seu aroma penetrante. De entre as rosas foram as vermelhas as primeiras a aderir. Comités de flores que se formaram espontaneamente em todos os jardins reivindicam o direito de florir em qualquer estação do ano, medidas eficazes contra as arbitrariedades das floristas, a extinção pura e simples das estufas.
Uma nuvem de pó cobre a cidade. Em vão a polícia controla os portos e as fronteiras. A exportação de bolbos e sementes foi suspensa entretanto. Na Madeira o movimento foi desencadeado pelas estrelícias. Tulipas que viajavam de avião e se destinavam a abastecer o mercado londrino murcharam colectivamente. No Extremo Oriente, crisântemos negros invadem as ruas de cidades como Tóquio e Pequim. Apanhadas desprevenidas as borboletas, abelhas, vespas e outros insectos ensaiam agora perigosos voos sobre os transeuntes. Às dezasseis horas numa conferência de imprensa realizada no Jardim de S. Lázaro, um grupo não identificado de flores, mas entre as quais se podia reconhecer alguns amores-perfeitos, proclamou o estado de felicidade permanente nos jardins.