Halcones
Los halcones, que se ciernen y llaman uno al otro
en el aire, parecen remecidos
a demasiada altura en el viento ascendente
para el apego terrenal de nuestro mundo
pero la sensación compartimos con ellos
que la estación nos trae, de todo
lo que la luz creciente promete exigir de
la obstinación de marzo. Son pareja
como los de su especie, y sus chillidos
son chillidos de amante, y aunque no
podemos descifrar lo que se dicen,
cautivos del llamado vamos tras de su vuelo
y subimos adonde no es dable ir por el aire
altísimo que cambia, aspirando lo dulce
de nuestro propio exceso, hasta ser sus afines
por ámbitos que nunca pensamos penetrar
con alas competentes en zonas tan remotas del deseo.
Calavera de tigre
Congelada en su mueca, cavernosa amenaza,
el ataque es aún su único fin;
tómala entre las manos y te enseñará el peso
que aquel impulso de matar acarrearía.
Pronto acepta la mente una verdad a medias.
Yace esta caparazón sin la memoria de su paz saciada,
su reposo bestial y relajado orgullo
en la ecuanimidad del sol y de las hojas,
donde ser tigre es
moverse entre lo incierto con paso ágil y firme:
cuán poco pueden estas fauces armadas y desnudas decir
de la fiera viviente.
En marzo
Estos días secos, brillantes del invierno,
en que tanta luz toma la negrura
del cuervo, las sombras del seto
manchan de tinta, por mitad, la ruta
donde la hoja dentada del cuchillo
de la luz las devora; su linde vigilada
destella en todas partes, por doquier detenida
por las ramas desnudas, por las rajas
oscuras en los muros agrietados
la sombra lateral de casa y de granero, de una parva
que a la mitad cortada cubre el suelo
con flecos de oro pálido, aliados a la luz:
y cerniéndolo todo, negro acorde lustroso,
brillante sombra en vuelo, el cuervo asciende.
Versiones del inglés de Manuel J. Santayana
Hawks
Hawks hovering, calling to each other / Across the air, seem swung / Too high on the risen wind / For the earth—lung contact of our world: / And yet we share with them that sense / The season is bringing in, of all / The lengthening light is promising to exact / From the obduracy of March. The pair / After their kind are lovers and their cries / Such as lovers alone exchange, and we / Though we cannot tell what it is they say, / Caught up into their calling, are in their sway, / And ride where we cannot climb the steep / And altering air, breathing the sweetness / Of our own excess, till we are kinned / By space we never thought to enter / On capable wings to such reaches of desire.
Tiger Skull
Frozen in a grimace, all cavernous threat, / onslaught remains its sole end still: / handle it, and you ate taught the weight / such a thrust to kill would carry. // The mid too eagerly marries a half truth. This carapace / lies emptied of the memory of its own sated peace, / its bestial repose and untensed pride / under the equanimity of sun and leaf. // where to be tiger is / to move through the uncertain terrain supple-paced: / how little this stark and armoured mouth can say / of the living beast.
In March
Those dry, bright winter days, / When the crow’s colour takes to itself / Such gloss, the shadows from the hedge / Ink-stain halfway across / The road to where a jagged blade / Of light eats into them: light’s guarded frontier / Is glittering everywhere, everywhere held / Back by naked branchwork, dark / Fissuring across the creviced walls, / Shade side of barn and house, of half-cut stack / Awing the ground, in its own despite / With flecks of pallid gold, allies to light: / And over it all. A chord of glowing black / A shining, flying shadow, the crow is climbing.