El poema de la fe
En esta tierra muerta
la vida volverá.
Todo nuestro idioma
volverá.
Se escribirá poesía llena de significado
que traiga dignidad a las palabras.
Los días de este vil orden pasarán.
Todos leerán la oración
escrita con sangre.
El hogar olvidado
Oh, choza decrépita y vacía, cerrada, solitaria.
Abre tu puerta. Ofréceles agua a los invitados.
Mira, tu perezoso preso ha venido.
Habla, ¿durante cuánto tiempo han estado cerradas tus puertas?
¿Dónde está mi madre ?
Abierta como las buenas noticias.
O bien, como las malas.
Pero abre.
Acógeme con una rapidez que me avergonzará.
Que donde terminen mis recuerdos
mi madre siga viviendo.
Que donde yo rebote como una pelota de mi infancia,
sople un viento seco.
Sé un castigo, oh choza, como el que mi madre nunca me dio.
Encarcélanos aquí para que podamos ver de repente el cielo.
Todo el mundo sabe
Todo el mundo sabe
que todo en Ayodhya
es imaginario
Imaginaria
esa mezquita
que fue demolida
Esas imágenes
sólo estaban destinadas para
alguna película famosa
que fue una
siesta en la tarde
una especie de sueño confuso
o un ronquido
cuyo ruido desapareció
el crujido levemente triste
de esos arcos
mientras las cúpulas se derrumbaban lentamente
en un poco desenfocado blanco y negro
Versiones de Víctor Ortiz Partida, a partir de las versiones
del hindi al inglés de Tarun Bhartiya.