Poemas

Alexandro Castro

Ojinaga, Chihuahua, 1996. Su libro más reciente es Eróstrato (Programa Editorial de Chihuahua, 2019).

Condecoración, verano de 2007 

El calor de la noche disminuye
gracias al viento que entra por la ventana
de la camioneta de mi abuelo.

La Cuchufleta dice mi abuela
mientras él muestra
una sonrisa en el retrovisor.

Llegamos a la tienda
en busca de la cena y el desayuno.

Nos compran unas papitas
cada quien escoge un sabor
distinto para compartirlo.

El primer tazo
se dibuja en la luz
reflejada por la luna.

Mientras como mis papas
un trozo de metal aparece
sin el sabor característico
de una moneda a pesar
de que conserva
la misma forma.

Mi abuela cuenta a los demás
como si fuera el más grande logro

¡Es de fierrito! ¡El tazo es de fierrito!

Lo levanto y observo
el brillo del metal en la noche
los rostros de mis primos
iluminados por la luz
que entra por el vidrio
de la camioneta

tengo entre mis dedos
la primera y única
medalla de mi vida.
Todo se pasa

Dentro de veinte años
un joven mirará la mesa
sucia tras la cena verá
que abandonamos la memoria
y los espacios físicos
mientras un resplandor se aferra
a iluminar la superficie
de los platos.
Ya no recuerdo la voz de mi abuelo

A estas alturas ya perdí demasiado: un diente tras caer jugando
un carrito rojo de juguete en el transporte público
y una pistola de luces rojas afuera de una tienda
departamental. Las imágenes de mi infancia han perdido
su sonido. Me gustaría recordar algo. En este momento
intento escuchar todo lo que está acá y siento que en el zumbido
de unas alas de mosquito, justo antes de dormir
hay un mensaje de buenas noches.
Bolero

El sonido de su risa corta la calle.

Un hombre camina silbando
dos niños y su madre se acercan
mientras un perro acompaña al sonido.

Pedro busca la llave.

Para montar el puesto
le es necesario tomar sus herramientas
limpiarse las manos una última vez
antes del desayuno
y reír de nuevo.

La risa es el primer candado que se abre.

Un milagro visto por un desamparado
monta el mundo a las siete y cuarto de la mañana
cuando un bolero abre su puesto.
Petición

Aunque conozco dónde viven mis amigos
ya no sé cómo encontrarlos.

De un tiempo hasta esta fecha
en que mis manos esperan el saludo
sigo creyendo que tocar a la puerta
es esperar a que un dios abra sus brazos.
Twinings

Salió a la luz el empaque del té que bebiste
la última vez que pasaste por casa.

Sólo eso quedó: un cuadrado de papel
color amarillo iluminado.

Ya no importan los días en que estuvo limpio el buró
sólo queda el aprendizaje del polvo
y su viejo hábito de posarse sobre las cosas.
Una mancha blanca en el hipocampo 

Desde la infancia un sol—
mentiroso, que se esconde
detrás de una nube—

acompaña hoy
a la imagen al ojo cegado:

hueco en las nubes a causa del brillo
una mancha blanca
en el hipocampo.

En el presente
una persona regresa
un objeto perdido.

Lo incómodo al mover el ojo.

El malestar del parpadeo.

La consecuencia de mirar atrás.
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